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El efecto Escher en la incidencia delictiva

¿Bajaron los delitos o bajaron las denuncias? Esa es la eterna discusión en torno a las cifras invariablemente optimistas y triunfales de nuestros funcionarios y gobernantes. Todos los gobernadores de Jalisco en el siglo XXI se han quejado acremente de que el antecesor les dejó todo mal, pero todos, invariablemente, han presumido una reducción en las cifras de criminalidad. Si los índices de criminalidad han bajado en cada sexenio, ¿por qué sigue creciendo la violencia; por qué los ciudadanos nos sentimos más inseguros; por qué los gobernantes dicen que los de atrás les dejaron un cochinero?

Pareciera que nos encontramos ante uno de esos extraordinarios dibujos del holandés Mauricio Cornelio Escher donde las escaleras parecen bajar cuando en realidad suben, o viceversa. Estos dibujos están basados en la paradoja matemática descrita en 1958 por Lionel y Roger Penrose (padre e hijo) sobre la escalera infinita, una ilusión óptica del dibujo en dos dimensiones.

¿La reducción del delito en las sucesivas administraciones es sólo una ilusión óptica? En cierto sentido sí. La manipulación de cifras es parte esencial de eso que Guillermo Zepeda Lecuona bautizó como el combate estadístico de la delincuencia. De lo que se trata es de bajar los registros, no los delitos y para ello es fundamental inhibir la denuncia. Eso, hay que decirlo, la actual administración lo ha hecho muy bien.

El sistema de denuncia es, en la práctica, una revictimización. La persona objeto del delito tiene que cargar con todo el peso de la procuración de justicia. Debe ir a denunciar a un lugar lejano y hostil y estar dispuesto a perder todo el día laboral en condiciones que parecieran intencionalmente diseñadas para ahuyentar al quejoso. Si aguanta el calvario, una vez que le reciban la denuncia el funcionario o funcionaria que levante el acta le hará saber de diversas maneras que la Fiscalía está rebasada, que normalmente esos casos no se investigan, pero que está en todo su derecho de denunciar. No conformes con ello, una vez terminada la denuncia se le informará a la víctima que deberá regresar dentro de tres días a ratificar la denuncia, es decir, deberá de perder otro día laboral haciendo colas en condiciones de absoluta incomodidad si quiere que se abra una carpeta de investigación, sin que ello asegure que se vaya a investigar.

El circulo es perfecto: si el ciudadano no ratifica la denuncia no se abre la carpeta de investigación; si no hay carpeta de investigación no se contabiliza el delito; si no se contabiliza el delito oficialmente no existe, aunque en realidad haya ocurrido. Es ahí donde opera la magia de la reducción de delitos y el Gobierno se para el cuello. Aplausos para el mago.

Podemos, sociedad y Gobierno, seguirnos engañando eternamente, recorrer la escalera de Escher pensando que subimos o bajamos a conveniencia de nuestro propio autoengaño y a mayor gloria del Gobierno en turno.

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