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Debate en Jalisco, pocos golpes, pero bien dados

Pocas cosas son tan aburridas como los debates electorales en México y el de ayer tuvo un arranque verdaderamente soporífero. El diseño del Instituto Estatal Electoral de promover participación ciudadana no funcionó: las preguntas del público lejos de ayudar a centrar el debate y poner a los candidatos en predicamentos sólo rompió cualquier posibilidad de continuidad de los temas que comenzaban a tener cierto interés. Seguramente dirán que eso fue lo que llegó, y sí, justo por eso hay que evitar esos arranques populistas de pensar que abrir las preguntas al público hace al ejercicio más democrático; ese no es el espacio para la participación de los ciudadanos. La única parte que funcionó fue el ejercicio final donde libremente y con tiempos a consumir se cruzaron algunas acusaciones y pudimos ver a los candidatos en predicamentos.

Laura Haro, con un moño negro en la solapa por el asesinato del candidato de Pihuamo y un colguije dorado con la figura del Estado de Jalisco que lució forzado, comenzó perdida, hablando de la importancia de los debates y no de propuestas. Sin embargo, conforme avanzó el tiempo fue tomando seguridad y alcanzó a repartir algunos señalamientos a la candidata del Morena y al de MC. Nunca logró que el debate fuera con ella, pero en la parte final del ejercicio libre supo administrar su tiempo y quedarse sola con el último minuto y medio y tuvo la última palabra sobre las acusaciones cruzadas. 

Lemus, vestido de chavo-ruco, con saco sport, camisa blanca abierta y una crucecita de plata atada a un hilo de cuero como de adolescente, fue el más articulado y el que logró poner los temas. No sé si el debate le dio votos, pero sí le dio confianza a sus votantes que vieron al Pablo que querían ver, pues logró transmitir sus propuestas con más claridad que las otras dos candidatas. Lo más sobresaliente fueron los golpes a Claudia Delgadillo, que es su verdadera rival: logró sacarla de su guion y ponerla en predicamentos.

Claudia Delgadillo, con un atuendo monocromático en consonancia con tono de voz también monocorde, sabía de entrada que iba a territorio comanche. Los debates son su punto más débil como candidata y ayer quedó perfectamente demostrado. Contrario a lo que sucedió con la candidata Haro, Delgadillo fue de mal en peor, e incluso los golpes que llevaba preparados le salieron mal. Iba por el empate y perdió por goliza. La única oferta que logró poner sobre la mesa fue la coordinación con el Gobierno federal; sin embargo, al ser tan reiterativa sobre el punto, lo único que logro fue dejar la sensación de que no tenía nada más que decir. 

En síntesis: fueron poco golpes, pero bien dados. Lemus logró que lo vieran como un candidato que puede ganar: Haro que la voltearan a ver y Delgadillo se metió en problemas. Si la candidata de Morena no cambia de estrategia, los próximos tres debates serán una carnicería.

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