Ideas

De golpes, golpistas y golpeados

La charla en vivo, en un programa de Canal 22, una televisora gubernamental (me gustaría decir de Estado, pero no lo es) entre el monero/ideólogo de Morena, Rafael Barajas, “El Fisgón”, y el subsecretario de Salud Ideológica, Hugo López-Gatell, pasará a la historia como uno de los momentos más absurdos y mezquinos de autodenominada Cuarta Transformación. Sin vergüenza alguna dicen que la falta de medicamentos oncológicos para niños es un invento de la oposición, y no sólo eso, sino que “la narrativa” de niños sin medicamento es un peligroso antecedente de un golpe de Estado.

Durante muchos años los movimientos de izquierda se quejaron, con toda razón, de la criminalización de la protesta. Todo aquel que exigía al gobierno, fuera del PRI o del PAN, el respeto a sus derechos terminaba siendo estigmatizado como un manipulado, cuando no un sospechoso vividor, representante de oscuros intereses a quien no se le reconocía otra motivación para protestar que desestabilizar al gobierno. Hoy en el poder, los lopezobradoristas están convertidos en la peor caricatura de sus enemigos históricos.

En esta historia de golpes y golpistas sólo hay un golpeado: los niños que dejaron de recibir su medicamento oncológico y a quienes la cruzada del presidente contra la corrupción los tiene absolutamente sin cuidado

Fue el presidente y nadie más quien informó, en una Mañanera, que dejarían de comprar medicinas a los laboratorios corruptos y los acusó de constituir un oligopolio en contra de los intereses del Estado mexicano. Fue él quien decidió no perseguir la corrupción que estaba denunciando sino simplemente dejarles de comprar y buscar nuevos proveedores, primero en México y luego internacionalmente a través de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS). Ahí, en ese mismo espacio, en otra matiné, el presidente creó una nueva empresa distribuidora de medicinas y la puso en manos de un funcionario modelo, David León, al cual despidió por salir en un video entregándole dinero en efectivo al hermano Pío. Al menos en cinco ocasiones el presidente ha reconocido públicamente desde el púlpito de Palacio que, ahora sí, ya se va a resolver el problema de abasto de medicamentos, particularmente los oncológicos. En las cinco ocasiones el gobierno ha fallado, para no decir que ha mentido.

En esta historia de golpes y golpistas sólo hay un golpeado: los niños que dejaron de recibir su medicamento oncológico y a quienes la cruzada del presidente contra la corrupción los tiene absolutamente sin cuidado. Aun suponiendo que hubiese una gran corrupción en la venta de esos medicamentos, el ahorro que significó haber detenido de golpe el proceso de compra sin haber construido antes una alternativa es insignificante frente al  sufrimiento de padres y niños que ya estaban recibiendo medicamento, que ya habían construido una esperanza, y que de golpe les quitaron el derecho a vivir.

El poder envilece, y tristemente lo hace de golpe.

diego.petersen@informador.com.mx

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