Campañas y las ideas en seguridad
Arrancaron las campañas y, por supuesto, el tema de seguridad salió a relucir en todos los mítines inaugurales. Falta mucho por ver y escuchar, pero en lo que se refiere a las propuestas para mejorar la seguridad pública arrancamos en reversa.
Claudia Sheinbaum nos promete que el Ejército se quedará en las calles el tiempo que sea necesario, en lo que parece más un mensaje a los generales y al propio Presidente de que nada va a tocar en lo que respecta al aumento de tareas que han tenido las Fuerzas Armadas, particularmente en lo que respecta al manejo de la Guardia Nacional. Si en algo quedó a deber el sexenio de López Obrador es en salud y seguridad. Mantener el modelo de la Guardia Nacional militarizada simplemente porque en las encuestas no le va tan mal a los militares en labores de seguridad es una muy mala idea.
Más mala idea aún es la de Xóchitl Gálvez de construir una gran cárcel de altísima seguridad. La idea “Bukeliana” de meter a cárceles deshumanizadas a la mayor cantidad de jóvenes es el sueño de una buena parte de la derecha y quizá la propuesta conecta bien con ese sector. El problema de las cárceles mexicanas, las de alta seguridad y las de administración estatal, no es que sean poco seguras sino el control que tienen de ellas el crimen organizado. México no necesita más cárceles para encerrar a más jóvenes por presuntos delitos que merecen prisión preventiva automática, que es lo que ha hecho el actual Gobierno. Lo que necesitamos urgentemente es un Estado que tome control de las cárceles, las grandes y las pequeñas, y un proceso judicial que funcione. Las cárceles son el último eslabón de una cadena de justicia que no funciona. Pensar que una “carcelota” va a mejorar el sistema de seguridad es tan absurdo como creer que una “farmaciota” mejorará el sistema de salud. Sirva la comparación para que los seguidores de Gálvez se den cuenta del tamaño del absurdo.
En su afán de no confrontarse con las Fuerzas Armadas, el candidato naranja, Jorge Álvarez Máynez, las exculpó de la militarización. Dijo comenzó con el PRIAN y siguió con López Obrador, se solidarizó con las víctimas, prometió tomar el toro por los cuernos y verlo como un problema que va más allá de un sexenio. Todo bien, pero la falta de una propuesta concreta parece más el discurso de alguien que sabe que no va a ganar.
Si en algo tiene razón el candidato naranja es que en problema hay que verlo en una perspectiva mayor a un sexenio. El futuro de la seguridad es civil y es a través de un sistema de justicia eficiente dentro de un Estado que sí funcione. ¿Cómo lo logramos? Eso es lo que quisiéramos oír de los candidatos.