Ideas

Buscar desaparecidos; erradicar la desaparición

La creación de una secretaría de Estado que concentre los esfuerzos para la búsqueda de personas y la identificación de restos humanos en el Servicio Médico Forense es sin duda la mejor noticia que ha generado el gobierno en ciernes, encabezado por Pablo Lemus. Si como sociedad no somos capaces de atender este problema, lo demás es lo de menos.

Ante el desdén y la franca irresponsabilidad que mostró el gobierno de Enrique Alfaro frente a la tragedia de miles de familias jaliscienses que sufren la desaparición de familiares, penosamente en sintonía en este tema con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que creó una política de Estado para desaparecer a los desaparecidos (no hay que olvidar que fue el hoy operador político de la mayoría de Morena en el Senado, Adán Augusto López, el autor de esa bajeza), el cambio en el discurso es ya un gran avance.

Buscar a los desaparecidos es una obligación del Estado. Hay que buscar a aquellos que tristemente yacen en fosas clandestinas, y hay que buscar también a los que están vivos: jóvenes, mujeres y hombres, que son llevados contra su voluntad o con complicidad (eso es un tema menor) para ser esclavizados en trabajos ilegales, sea en la prostitución, la elaboración de drogas, como sicarios o simple carne de cañón de los ejércitos del narco. Muchos de ellos que hoy están vivos terminarán, tristemente, en alguna fosa clandestina si el Estado no hace nada para buscarlos y rescatarlos.

Acabar con el fenómeno de la desaparición en México implica mucho más que una estrategia de búsqueda. Tomarse en serio la búsqueda, asumir que el Estado es el responsable de encontrar a los ciudadanos en situación de desaparición, es un gran logro. Sin embargo, tenemos que ir más allá. Como sociedad, hay que enfrentar las causas de la desaparición, saber por qué desaparecen y combatir de raíz la posibilidad de que un grupo de poder, sea político, delincuencial o una mezcla de ambos, tenga la capacidad y la impunidad para desaparecer personas en un territorio específico. Dicho de otra manera, si no enfrentamos el fenómeno de control territorial por parte de las bandas del crimen organizado, si en un barrio, un municipio o regiones completas de Jalisco hay alguien que ilegítimamente controla y ejerce la violencia, no vamos a terminar con el problema.

Y sí, es cierto, el gobierno de Jalisco no puede solo, necesita a la federación y, en el esquema militarizado actual, de las Fuerzas Armadas, pero quien debe conducir el discurso y la coordinación para recuperar el territorio de Jalisco es el gobernador. Es a él a quien le toca velar por el territorio y convocar a todas las agencias del Estado mexicano y a la sociedad jalisciense para construir una paz verdadera y no una pax narca como la que deja el gobierno saliente.

La paz que queremos no es aquella donde se encuentra a quienes desaparecen, sino una paz en que nadie tiene miedo a desaparecer.

Síguenos en

Temas

Sigue navegando