Ideas

¿El problema es la clase política?

Gustavo de Hoyos oficializó lo que todo el mundo sabía: buscará la candidatura a la Presidencia de la República por los partidos de la alianza opositora, la Alianza por México. Su diagnóstico, simplista, es que los “políticos de siempre han fallado” y por lo tanto se requiere que un ciudadano como él -cualquier cosa que eso signifique- encabece la alianza contra el candidato oficialista.

¿De verdad los políticos de siempre han fallado? ¿Sólo ellos fallaron? ¿En qué fallaron? Suponemos que se refiere sólo a los políticos de oposición, pues los de Morena, a juzgar por las encuestas, gozan de cabal salud política. De Hoyos parte de la idea de que él es mejor que los posibles candidatos de la oposición simplemente porque él no se ha equivocado, como tampoco ha fallado un penal en una final, o falseado una nota en un concierto, simplemente porque no lo ha hecho. 

Resulta un tanto hipócrita que quien hasta hace unos meses era el representante empresarial más visible diga que los políticos de oposición fallaron cuando “la falla” que más les cobró el electorado fue el famoso Pacto por México, el origen de los llamados cambios estructurales que promovieron los empresarios. ¿Falló la clase política que no supo implementar las reformas o falló el diagnóstico y esas no eran las reformas adecuadas? La pregunta no es retórica, pues los empresarios, entre ellos Gustavo de Hoyos, fueron los principales promotores de una reforma educativa hecha desde un escritorio y que se centró en lo laboral; de una reforma energética que abrió el mercado con precios de interconexión demasiados bajos, con renta petroleras compartidas y que aun así no generó el crecimiento económico esperado; de una reforma laboral que no se atrevió a tocar la libertad sindical ni el outsourcing. Sería bueno escuchar, sólo para conocer su capacidad autocrítica y de pensamiento, el diagnóstico del ex líder empresarial de en qué fallaron ellos.

Más grave aún es su diagnóstico en materia de seguridad. Proponer la pena de muerte y el aumento de penas como salida a la crisis de seguridad que vive el país es no entender la dimensión de problema de impartición de justicia, amén de proponer algo que ya fracasó en Colombia: la extradición automática. 

#YaEsHora, sí, de que entendamos que el problema de este país va mucho más allá de la clase política. No es casualidad que los que se dicen distintos terminen haciendo lo mismo, incluyendo por supuesto espiar líderes sociales y periodistas. El poder es el poder, y el mejor antídoto frente al abuso de poder es el equilibrio de poderes. 

Lo único peor que un mal político es un mal político improvisado. Lo que puede hacer la diferencia hacia el futuro no es un líder iluminado más sino un Estado con más y mejores contrapesos y por supuesto, mejores ciudadanos.

diego.petersen@informador.com.mx

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