El efecto Nahle
Rocío Nahle comienza a ser un lastre para Morena. Su repentino enriquecimiento, el uso de recursos públicos e ilícitos en su campaña (una camioneta propiedad municipal y otra robada entre las que la acompañan todos los días) y el rechazo de los veracruzanos por su falta de arraigo han puesto en jaque su campaña. El problema es que ya no es sólo un foco rojo para la elección en ese Estado sino para todo Morena. El efecto Nahle va más allá del litoral del Golfo de México.
Perder la gubernatura de Veracruz sería un fracaso, aunque siendo sinceros, el Gobierno de Cuitláhuac García ha sido tan malo que una derrota el 2 de junio sería perfectamente explicable dentro de las filas de Morena. La candidata Rocío Nahle podría acudir a la excusa favorita de todos los políticos -“me dejaron un desastre”- y no habría manera de rebatirla. El problema es que la derrota de la candidata al Gobierno del Estado arrastre varios distritos federales con ella. Veracruz es el cuarto Estado que más aporta diputados al Congreso federal con 19, sólo detrás de Estado de México, que aporta 40, Ciudad de México 22 y Jalisco 20. Perder Veracruz es, pues, un golpe al hígado para el famoso “Plan C”.
El otro ingrediente es que Rocío Nahle no era una funcionaria cualquiera en el Gobierno de López Obrador. Fue la encargada directa de la construcción de la refinería en Dos Bocas, Tabasco, y por tanto responsable de que la refinería, que costó el doble de lo presupuestado, no funcione. Que una obra termine con sobreprecio y fuera del tiempo prometido parece ser la regla en toda la obra pública mexicana; que a la responsable de la obra le aparezcan más propiedades que al nopal o al ginseng, no. Rocío Nahle es el símbolo perfecto de la corrupción en el Gobierno de López Obrador y los tiburones ya olieron la sangre. Su historia es un regalo para la oposición.
La candidata aparece ligada a propiedades en Villa Hermosa, Tabasco; en Boca del Río, Veracruz, en Garza García, Nuevo León, y en Manhattan, Nueva York. Ella se la ha pasado tratando de explicar lo inexplicable; su forma de vida y la de su familia que cambió radicalmente desde que llegó al Gobierno federal en 2018.
Si el golpeteo contra Nahle sigue en ascenso y prende el cerro, va a contaminar la elección federal y terminará por arrastrar al propio Presidente de la República. Durante meses la oposición concentró los ataques en los hijos de López Obrador sin mayores consecuencias. Por lo pronto el ataque a Nahle ya logró un primer objetivo: sacarla de la campaña para obligarla a dedicar tiempo y esfuerzo a defenderse.
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