El arranque de Lemus y el enojo de Alfaro
Me gusta preguntar a los ex gobernadores de cuáles decisiones que tomaron durante su Gobierno se arrepienten. Es un ejercicio de autocrítica que requiere distancia y que siempre resulta interesante. Entre las cosas que me respondió Emilio González Márquez, me dijo que fue un error haber quitado la tenencia. Al calor de la reforma del Gobierno de Felipe Calderón, que eliminó el impuesto a la tenencia vehicular y dejó a los gobernadores la decisión de hacerla estatal, el Gobierno de González Márquez decidió quitarla, pensando que la medida sería popular y ayudaría a su partido en la siguiente elección. El Estado perdió un ingreso muy importante, y de todos modos su partido perdió la elección.
La promesa de Pablo Lemus de no cobrar la verificación vehicular me recordó aquella decisión. Si hay enojo entre los ciudadanos por el programa de verificación, no se les va a quitar con la promesa de que en adelante será gratuita. No es una ecuación lineal. Si los ciudadanos están enojados por la verificación no se les va a pasar por el simple hecho de decir que ya no les van a cobrar. Están enojados por lo que pasó, por el pago que ya hicieron, independientemente de la promesa de lo que vaya a suceder en el futuro. Pero, vamos a suponer que efectivamente quitar el cobro de la verificación sea electoralmente rentable, eso lo sabremos en junio. El error político es no haber acordado la decisión con Casa Jalisco. Para cualquier gobernador, que un candidato de su partido haga una propuesta así es una afrenta y la manera en que Alfaro respondió no deja lugar a dudas de su enojo.
Para el candidato del partido en el poder siempre es un dilema en qué momento tomar distancia del Gobierno saliente. Hacerlo antes de tiempo, cuando el gobernador en funciones todavía tiene poder, es un riesgo mayor. No hacerlo, y más cuando se trata de un Gobierno no muy bien evaluado, le acarrea al candidato los negativos del Gobierno saliente. En el caso de Alfaro la decisión es aún más compleja, pues el gobernador ha mandado señales de distanciamiento con su partido y particularmente con el candidato a la Presidencia de la República. En las candidaturas locales el gobernador no se quedó con todas las canicas, pero nadie tiene duda de que Alfaro operó las candidaturas y que la estructura es más alfarista que emecista.
Lemus necesita a Alfaro y lo necesita contento de aquí al 2 de junio. Ya sabemos que el niño no es sonriente, por lo mismo tiene poca lógica quitarle la sonaja.
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