El abandono del territorio
¿Cuál es la zona más insegura de Jalisco?
En Santa María del Oro, en los límites con Michoacán, familias completas huyen al estado vecino porque el crimen organizado tomó sus tierras. Algunas notas hablan de 600 familias, no llega a tanto, pues la población total de ese municipio es poco más de 1,800 personas y solo hay 573 viviendas. Lo que sí sabemos es que la comunidad de Los Plátanos quedó completamente vacía. Todos se fueron a Tocumbo, la población más cercana en Michoacán. La única carretera y los escasos caminos de la zona están controlados por el crimen organizado. Lo mismo sucede en toda la zona, desde Mazamitla hasta Jilotlán.
En Yahualica de González Gallo, en la zona alteña limítrofe con Zacatecas, se reportó la semana pasada la presencia de retenes de grupos armados en el cañón de río Verde. La terrible novedad es que se trataba de menores de edad armados. En Encarnación de Díaz (La Chona) también hay comunidades enteras desplazadas y Lagos de Moreno es un nuevo centro de desaparición de personas.
En la zona norte hay también retenes de grupos armados que controlan quién entra y quién sale del territorio controlado por el crimen organizado. El alcalde electo de Bolaños fue reportado como desaparecido. Su auto con dos cuerpos dentro fue encontrado llantas para arriba al fondo de una barranca en condiciones poco claras y rocas encima. Aún no está claro que sucedió,
En el sur de Jalisco hay una región completa que se le conoce como "la zona Mencho", en referencia el líder del Cartel Jalisco Nueva Generación. Hay muchos mitos en torno a la presencia de este personaje, pero lo cierto es que en esos municipios no son las policías municipales quienes tienen el control de la seguridad.
La zona metropolitana de Guadalajara es la que más registra asesinatos y desaparición de personas. Sin embargo, no toda la mancha urbana es igual de peligrosa. Mientras en las zonas residenciales se batalla por delitos como robo de autopartes, robo de autos, asalto o robo a casa -todos a la baja- en algunas zonas de Zapopan, Tlajomulco y Tonalá lo que destaca es el asesinato, la desaparición de personas y la inhumación clandestina.
Lo común en todos estos puntos de Jalisco es que son otros y no las instituciones del Estado, gobiernos municipales, federal o estatal los que tienen el control territorial. Nadie atiende a los desplazados por la violencia. Nadie busca a los desaparecidos. Nadie investiga quién está detrás de las fosas clandestinas, quién asesinó o quién mandó asesinar a esas personas; quién le paga a los jóvenes y niños que recluta el crimen organizado.
Da igual a quién culpemos, lo cierto es que las autoridades, todas, han abandonado el territorio.
diego.petersen@informador.com.mx