Crisis del agua, ¿qué tan lejos queda Monterrey?
Cuando pensamos que la política había tocado sus límites en cuanto a torpeza y frivolidad de los actores, llega desde Nuevo León Samuel García para explicarnos cómo va a bombardear las nubes para hacer que llueva en un cerro específico y el agua llegue en cuestión de horas a una presa. “La quiero aquí”, dijo orondo. Como bien dijo Érika Loyo, el problema es más grave de lo que pensábamos: a quien no le sube agua al tinaco es al gobernador neoleonés.
La crisis hídrica de la zona conurbada de Monterrey no es sorpresa. Está cantada desde hace muchos años y una mezcla de corrupción y oportunismo político hicieron fracasar uno a uno los proyectos de abasto de agua. Irresponsablemente cucaron al destino hasta que éste al fin los alcanzó. Fue una crisis construida a varias manos, por sucesivos gobiernos y diferentes partidos que vieron en el tropiezo ajeno su victoria pírrica. El mismo Samuel García festejó como diputado local que con su voto se cayera el proyecto de dotación de agua para Monterrey. Hoy intenta con torpeza sacarse el bulto y hacer llover, como si fuera el mismísimo Tláloc.
¿Qué tan lejos estamos en Guadalajara de una crisis similar?, ¿qué tan lejos queda Monterrey? El año pasado ya varias colonias del nororiente de la zona metropolitana de Guadalajara sufrieron una escasez de agua por la sequía de una presa y son muchísimas las colonias de los márgenes de la ciudad que no tienen un servicio de agua mínimamente aceptable.
En los últimos 30 años nuestros políticos y expertos improvisados de la Universidad de Guadalajara han echado para atrás al menos cuatro proyectos de dotación de agua. Vamos a suponer que tenían razón. Lo más grave es que en esos mismos 30 años ninguno de los “expertos” de la UdeG ha sido capaz de generar un proyecto sustentable y nuestros gobernadores, por hablar solo de los más recientes, Aristóteles Sandoval y Enrique Alfaro, terminaron mendigando apoyos para el proyecto que ellos mismos dinamitaron.
Los tandeos del año pasado evidenciaron las carencias del sistema de agua potable y nos recordaron que una crisis hídrica en la zona metropolitana está a la vuelta de la esquina. Todas nuestras fuentes de abastecimiento -Chapala, el sistema de pozos del sur, la presa de Calderón y el río Verde- están “estresadas” y con infraestructura avejentada o a medias. Dos o tres años seguidos de malos temporales (como los que ya vivimos en los años cincuenta y los noventa del siglo pasado y de 2000 a 2004) con la demanda y la infraestructura actual es un strike cantado con consecuencias económicas y de salud terribles para la ciudad.
Monterrey está mucho más cerca de lo que parece. Al político que le reviente el problema terminará balbuceando tonterías y encomendándose a Tláloc como el inefable Samuel.
diego.petersen@informador.com.mx