Arroz cocido y ola de calor electoral
Uno de los errores más comunes que suelen cometer los candidatos es pensar que las elecciones se ganan con encuestas y que la jornada electoral es sólo un trámite (Claudia dixit). Son muchos los candidatos que se han llevado horribles sorpresas el día de la elección. Uno de ellos es nada menos que López Obrador en el 2006. Incapaz de reconocer sus propios errores en aquella contienda, sigue acusando fraude electoral. No menos memorable es la cara de Beltrones la noche del 5 de junio de 2016 cuando la Alianza PAN-PRD le ganó 8 de 12 Estados a un PRI soberbio que creía que ganaría todo.
El margen y la manipulación de las encuestas es tan amplio y consistente a lo largo de tanto tiempo que hoy pareciera que cualquier resultado distinto a un triunfo arrollador de Claudia Sheinbaum es absolutamente impensable. Un modelo matemático elaborado por El País con base en las encuestas que se han hecho públicas dice que la probabilidad de triunfo de la candidata de Morena y aliados es de 86 por ciento, o lo que es lo mismo, es más probable ver a fallar un penal a un jugador estrella como Ronaldo a que gane Xóchitl. Ni las elecciones ni los penales son juegos de azar. Cuando hablamos de probabilidades hablamos de modelos matemáticos con base en datos estadísticos. Pero son eso, modelos, no sistemas de adivinación. La misma cara de Beltrones la tenía yo cuando vi, en el partido de Brasil contra Francia del mundial México 86, fallar penales a tres de las grandes estrellas de aquella época: Zico, Platini y Sócrates, algo absolutamente improbable.
La ola de calor electoral comienza a sentirse en casi todo el país: los apagones, la violencia, el escándalo Zaldívar, el agua contaminada en Ciudad de México, los problemas internos de Morena (particularmente en Veracruz) están haciendo muy cuesta arriba el final de la campaña para Claudia Sheinbaum.
A la candidata de la Alianza, Xóchitl Gálvez, le quedan dos balas y se las juega el mismo día, el domingo 19 de mayo: en la mañana la marcha de la llamada Marea Rosa en defensa de la democracia, (que siempre fue una marcha opositora, sólo que ahora ha decidido quitarse la máscara para apoyar a la candidata de la Alianza) y el tercer debate presidencial donde el tema es la seguridad, el punto más débil del Gobierno obradorista. Si le llenan el Zócalo, Gálvez saldrá al debate con otra energía y puede poner en problemas a la puntera.
¿Le ajustan estos dos eventos a Xóchitl para cambiar los momios? La remontada se antoja complicadísima, entre otras cosas porque el PRI y el PAN no son el Real Madrid de la política. Lo que sí es muy probable es que tengamos un cierre de elección mucho más complicado de lo que esperaban los morenos. La temperatura electoral va a subir en este mayo de por sí caluroso. El mejor reporte del clima será la Mañanera: hay que estar atentos a los humores y al jetómetro del Presidente y al inconfundible olor del arroz quemado.
diego.petersen@informador.com.mx