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AMLO vs la Corte: el papel de Jalisco y Nuevo León

Dante Delgado está enojado; Samuel García, enmuinado; Enrique Alfaro, hastiado. Y el Presidente feliz, feliz, feliz, viendo cómo se le abre una oportunidad para hacer reformas constitucionales impensadas hace unos meses ante el rompimiento del llamado bloque de contención en el Senado de la República. De la chistera como buen mago se sacó la promesa de que para febrero hará una reforma electoral, que aplicaría hasta el 2027, pero se haría en sus términos y no en los del próximo Gobierno, y una reforma al Poder Judicial con la cantaleta de nombrar a los ministros de la Corte por voto popular.

Si Movimiento Ciudadano le da sus votos al Presidente alcanzarían la mayoría calificada. Con los 13 votos de MC, Morena y aliados sumarían 88 votos y requieren 85. La pregunta es si todos en MC votarían igual. El distanciamiento entre el Presidente y dueño del partido, Dante Delgado, y el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, es más que evidente desde hace un año. Clemente Castañeda, actual líder de la bancada naranja en el Senado, es parte del grupo Jalisco y se ha dedicado las últimas horas a matizar los dichos del enojado líder nacional. 

Más allá de convicciones, para el alfarismo y para MC en Jalisco sumarse al obradorismo podría costarles muy caro en la elección local. El voto naranja en Jalisco es tránsfuga del panismo, es esencialmente conservador y antilopezobradorista. Si Alfaro rompió con López Obrador en la elección de 2018 fue porque tenía claro que necesitaba tomar distancia de la izquierda si quería ganar uno de los estados más conservadores del país. Algo similar sucede en Nuevo León. Más allá de los berrinches de Samuel García y sus ganas de vengarse del PAN y el PRI, su base electoral no es pejista, sino todo lo contrario.

El gobernador de Jalisco es un político pragmático que ha hecho y desecho acuerdos en función de lo que requiere en cada momento. Hoy por hoy su prioridad es refrendar el Gobierno naranja en Jalisco. Cualquier otro resultado que no sea el triunfo de Pablo Lemus significa una derrota personal y un riesgo para la continuidad del grupo. Lo mismo sucede con Luis Donaldo Colosio en Monterrey. Lo que está en juego es la reelección y con ello la continuidad de su carrera política.

No es, pues, automático que las negociaciones de Dante Delgado con el Presidente se conviertan en votos en el Senado. Los cuatro votos de Jalisco y Nuevo León desbaratan la mayoría necesaria. Habrá sin duda una discusión interna. Una reforma de ese calado en medio de un proceso electoral resulta muy complicada de procesar. Lo que sí es que hay muchos nombramientos de magistrados electorales y comisionados que se ponen en juego desde ya y donde Dante llevará la voz cantante.

diego.petersen@informador.com.mx

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