Diarios de motocicleta al estilo Jalisco
“No te hagas, te me pelaste el otro día”, le dijo una agente vial sin quitarse el casco.
Jonathan, mi tocayo, tiene 19 años. Chambea como mesero y estudia en el CETIS Tonalá: “Utilizo la moto como medio de transporte para ir a la escuela porque en camión hago una hora y media”.
En toda la semana no ha ido a la escuela. Desde el viernes 19 de agosto anda sin su Yamaha FZ16, modelo 2011. La perdió en un operativo de la Policía Vial por el Soriana de Río Nilo. Todo quedó grabado en un video que circula en redes.
No soy fan de los motociclistas. En la pirámide de la movilidad, estimo que son los que más violan la norma. Creo además que el exceso de motos ha agravado una crisis de seguridad y cultura vial en la ciudad.
Pero eso no me impidió distinguir, a partir del video de Jonathan, una injusticia. Basta ver el furor impotente de su lucha por evitar que el gruyero se lleve su vehículo, y el abuso soterrado de tres agentes viales que lo lastiman y ofenden (en la semana ya son dos casos similares).
“Nunca me hicieron el alto, nunca me quisieron parar en alguna calle atrás, y yo no me di a la fuga. No sé con quién me habrá confundido pero la Policía Vial llegó a agredirme y a llevarse mi moto. La policía principal me decía: no te hagas, te me pelaste el otro día. Me saqué de onda, me habló con groserías y ni siquiera se presentó”.
“Me bajaron de la moto a golpes, uno me pegó en las costillas, me jalaron y me sometieron contra la pared, me hicieron la típica manita de puerco, me lastimaron el hombro. En el forcejeo, se ve cómo la señorita agarra las llaves de su moto y con esas mismas llaves me empieza a rasguñar el cuello, aparte de que traía uñas y también me apretó el cuello. No sé en qué momento me golpearon en el ojo, en el párpado, me tumbaron dos brackets y traía como un pellizco o un golpe en el antebrazo derecho. Pinche mocoso, ve a llorarle a tu mamá”, me decían.
Jonathan reconoce que no traía placa, pero contaba con un permiso provisional pegado a la moto. En todo caso, insiste, ni siquiera lo detuvieron mientras circulaba.
Una agente vial que intentó mediar, le dijo que había que pagar lo de la grúa, darle una propina a la agente y borrar los videos. Pero no hubo acuerdo. De hecho, ni siquiera le dieron un folio, sólo se llevaron su motocicleta que desde hace dos semanas no ha podido recuperar. “Dame mi folio, y nomás me ignoraban”.
Las asociaciones de motociclistas han denunciado que los operativos de la Policía Vial son recaudatorios y un negocio en colusión con los gruyeros.
“La agente nada más me dictó unos números, ni siquiera sé si sea el folio, yo no me he podido mover, no he podido sacar mi moto. He ido a Vialidad un montón de veces, de hecho toda esta semana no he ido a la escuela por lo mismo, es todo un desm...”.