Diario de un snob
* ¿Quién inventó la (alta) sociedad? Parte II.
* Remembranzas de una recepción en el Palacio de Cañedo en 1856.
* ¿El motivo? Las bodas de Margarita Cañedo y J. Ignacio Matute.
* ¿El río Jordán en Guadalajara?
Y con la tormenta/ciclón del lunes pasado queda más que demostrado que si por las entrañas de Guadalajara no pasa el Río Jordán... como cuenta la tradición.... pue’n que brutos somos al no aprovechar semejantes aguaceros esta vez sí más fuertes que nunca para echar abajo la ya inoperante CALZADA INDEPENDENCIA y revivir el río que en 1910 lo convirtieron en el sistema de drenaje de la ciudad, matando de golpe y porrazo lo que hoy sería un auténtico atractivo a nuestra desfigurada ex “Sevilla de América”... igual con el arroyo (río) del ARENAL hoy Av. La Paz. San Antonio, Texas, de ser una ciudad sin chiste alguno gracias a que en algún momento reactivaron lo que había sido el río que atraviesa la zona central se convirtió en un polo turístico. Si el río es como de Disneylandia o El País de Magusin (para los tapatíos de adeveras) no deja de todas formas de crear un ambiente animado y lucidor. Lo gastado en trenes ligeros a 25 metros de profundidad ya hubiese pagado el tren bala a Cd. de México y hasta hubiesen sobrado fondos para el Río San Juan de Dios y sus 14 puentes... En fin, OCURRENCIAS de políticos de antaño y hogaño y he aquí las consecuencias... Solo ya nos faltaría un tornado como en EL MAGO DE OZ pero sin el país de OZ ni JUDY GARLAND y sus zapatillas rojas cantando “Over the Rainbown”... Pero bueno, volviendo al tema que nos atañe y continuación de la pasada semana en donde los vecinos del país que se adjudica la AMÉRICA entera pero que son los USA insisten en creer que “ellos con una fiesta dada por un tal MRS. ASTOR (nueva rica en su época of course) para 400 invitados”. Inventan un estilo de vida y usos que hasta hoy se conoce como ALTA SOCIEDAD... y bueno que pena pero ya lo señalamos, acá les llevamos 350 años de delantera en esto del refinamiento y de saber comer con cubiertos (de plata claro está) siendo una auténtica SOCIEDAD a la europea/mexicana. Abreviamos una reseña de una gran boda entre MARGARITA CAÑEDO y JUAN I. MATUTE celebrada en la Nochebuena de 1856 en la Capilla del propio PALACIO DE LOS CAÑEDO a espaldas de Catedral, oficiando la ceremonia el canónigo Don JUAN JOSÉ DE CASERTA FITZ-DAENS STUART, a la postre Barón de Caserta y marqués de Real de Mezquital, gran personaje de gran linaje e ideas liberales. La novia se veló con Mantilla de Blonda sostenida por broches de enormes brillantes y ampón vestido de raso de seda crujiente y encajes de Brujas. Así pues la recepción posterior y cena “placee” para unos 500 invitados sirvió como cena de Navidad y banquete de bodas. Literalmente toda Guadalajara que “brilla y figura” estaba allí. En el “piano nobile” del Palacio familiar y en los inmensos salones se acomodó la elegantísima concurrencia atendidos impecablemente por lacayos con calzón corto de terciopelo y casaca roja con la botonadura y las armas de la casa grabadas en oro. La orquesta ubicada en el salón principal arranco con Los Lanceros, siguiendo el orden de toda gran fiesta que se respete para concluir con los walzes a la moda. Así bajo la imponente araña de cristal de Murano de 200 velas las jóvenes parejas comenzaron a rendir culto a TERPSICORE y en tanto aquí y allá se escuchaba el frou-frou de las galas femeninas, el singular aleteo de los más ricos abanicos “Mil Caras” llegados del Oriente por SAN BLAS y risas y saludos por doquier. Los enormes tibores de la China y del Japón se mezclaban con candelabros de plata colocados en artística forma. Tiestos de maravillosas flores tan frescas como las bellas tapatías en esta gran celebración. A la una en punto de la madrugada callo la orquesta de súbito y ocho mozos colocados en pares en distintos ángulos del gran salón a manera de “bastoneros” anunciaron dando los clásicos golpes en el piso… “Señores... señoras… la cena está servida, favor de pasar al Salón Comedor”. Si los placeres de la vista en el salón principal cumplieron más allá de sus propósitos que decir del gran comedor. Una enorme mesa a manera de buffet dispuesto con las más exquisitas viandas de la vieja cocina tapatía virreinal y los platos a “la mode” que nos llegan de París. Impecable cubertería de plata con el monograma de “famille”... sendas bandejas de plata de la más alta calidad lanzando destellos que se multiplicaban con los candelabros de lo mismo y las iridiscentes prismas del enorme candil suspendido en lo alto y haciendo un deslumbrante contraste con los muros cubiertos de Damasco encarnado. Una gran ocasión y ésta sin duda lo fue... Así no faltó la cristalería de Bohemia y de La Granja de San Ildefonso en perfecta armonía con sendos cuencos, jarrones y vajilla de la china ora azul y blanco, ora “famille rose” o las nuevas porcelanas llegadas de la Europa como Sevres o “Vieux París” sobre blanquísimo mantel de lino y encajes y guirnaldas de verde follaje y como platillo principal el TURCO DE BODAS. Largo seria describir en el salón continuo la mesa de postres que haría palidecer a cualquier corte europea... lo que no podemos omitir es la belleza y coquetería de las hijas de Jalisco que, al verse reflejadas en los enormes y exquisitos espejos y, a la tintineante luz de velas y cornucopias cruzabanse miradas con los jóvenes apuestos mientras hacían agitados movimientos con el abanico o discretamente se arreglan el escote de su “toilette”... Los ojos dicen más que mil palabras... ¿cuántos matrimonios no se hubieron de haber concertado en esa noche tan especial entre el cruce de la mirada de tantas lindas tapatías?... Al fondo la orquesta arrancaba con un delicioso y cadencioso Walz... ¿acaso un Walz sin fin?