Diario de un espectador
Para los Plasencia, por estas travesías.
Atmosféricas. Reporte sobre Desiderata. Va el coche ardiendo bajo el cruel mediodía de marzo, a la salida del Instituto de Ciencias. Y van ardiendo los muchachos que lo tripulan, apretujados. Milagrosamente, en el Maverick amarillo (con jéders) cabemos cinco más las dos hermanas a quienes vamos a recoger al colegio del Sagrado Corazón. De camino, vamos a oír una vez más, en el canal 58, una canción rarísima que consiste en la recitación de la desiderata de un poeta gringo y que un locutor de voz engolada pronuncia. Ya lleva seis semanas la composición en el número uno del hit parade, cosa rarísima. Un muchacho de diecisiete años buscó ayer el poema y trabajosamente hace ahora su propia versión. El corazón aletea a diario mientras se suplica al Altísimo, llegando al colegio, avistar a cierta muchacha y de ella obtener un fugaz saludo. Hay días en que las colegialas están de buenas y reconocen el paso del coche y a sus fervientes admiradores, hay días que no. Colección de visiones, súbitas epifanías. El lunes seguirá rugiendo el Maverick. Y, quién quita, aquella muchacha dirá que sí, que existo.
Camina serenamente entre el ruido y las prisas
y recuerda la paz que puede haber en el silencio.
Tan lejos como se pueda, sin claudicar,
trata de buena manera con todas las personas.
Di tu verdad clara y serenamente
y oye a los otros,
aún el lerdo o el ignorante
tienen también su historia.
Esquiva a los jactanciosos y a los agresivos
que nomás vejan al espíritu.
Si te comparas con otros
puedes volverte vano o amargado;
porque siempre habrá personas más elevadas y menores que tú.
Goza tus triunfos y también tus planes.
Mantente interesado en tu oficio, tan humilde como sea,
es una real posesión en los turbulentos azares del tiempo.
Actúa con cautela en tus negocios
porque el mundo está colmado de trampas.
Pero no pueda esto cegarte frente a todas las virtudes que son.
Miríadas de gentes luchan por sus ideales.
Se tú mismo.
Y sobre todo no finjas afectos
ni seas cínico en el amor
porque de cara a la aridez y el desencanto
es más perenne que la yerba.
y por doquier reina el heroísmo.
Toma sabiamente el consejo de los años,
gentilmente dejando atrás las cosas de la juventud.
Alimenta la fuerza de tu espíritu para defenderte de la tornadiza fortuna.
Pero no te distraigas con imágenes oscuras
muchos miedos provienen de la fatiga y la soledad.
Más allá de mantener una puntual disciplina
sé gentil contigo mismo.
Eres una criatura del universo/ no menos que los árboles y las estrellas/ tienes el derecho de estar aquí.
Y ya sea que te quede claro o no/ es evidente que el universo se despliega como debiera.
Así es que vive en paz con Dios/ lo que sea que Él sea para ti
y cualesquiera sean tus labores y aspiraciones; en la ruidosa confusión de la vida mantén tu alma en paz.
Con todas sus trampas y fatigas/ es todavía un muy bello mundo.
Se alegre, lucha siempre por la dicha.
Max Ehrmann, Desiderata, Copyright 1952.
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