Diario de un espectador
Atmosféricas. Jardín de nadie, mujer de nadie. Se sabe bien que un jardín y una mujer son casi lo mismo. Ambos acogen plantas venenosas y espinas, maravillas, delirios, desastres. Ambos dan la paz y dan la guerra. Ambos pueden fingir entregarse a un supuesto dueño, pero en realidad nunca son de nadie. Nomás son de Dios, del cielo protector, de las mínimas criaturas del mundo. Esto bien que lo sabe el viejo jardinero, don Luis Palacios-Alexis Zorba. Pero nunca habrá de decirlo.
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Canciones centrales. Otra absoluta obra maestra de uno de los mayores poetas del siglo XX y XXI: Leonard Cohen. Va un ensayo de traducción, traslación, aproximación.
Todomundo sabe que los dados están cargados
Todomundo viaja con dedos cruzados
Todomundo sabe que acabó la guerra
Todomundo sabe que perdieron los buenos
Todomundo sabe que la pelea estaba trucada
Los pobres quedan pobres, los ricos se hacen ricos
Así va la cosa
Todomundo sabe
Todomundosabe que el buque se va a pique
Todomundo sabe que el capitán mintió
Todomundo tuvo este roto sentimiento
Como si su padre o su perro apenas hubieran muerto
Todomundo hablándole a sus carteras
Todomundo quiere una caja de chocolates
Y una rosa de tallo largo
Todomundo sabe
Todomundo sabe que me quieres, niña
Todomundo sabe que deveras lo haces
Todomundo sabe que fiel has sido
Ah, salvo una noche o dos
Todomundo sabe lo discreta que fuiste
Pero había tanta gente que tenías que encontrar
Desvestida
Y todomundo sabe
Todomundo sabe, todomundo sabe
Así va la cosa
Todomundo sabe
Y todomundo sabe que es ahora o nunca
Todomundo sabe que soy yo o eres tú
Y todomundo sabe que por siempre vives
Ah, cuando has logrado una línea o dos
Todomundo sabe que el trato está podrido
Old Black Joe todavía pizca algodón
Para tus costillas y tus pechos
Y todomundo sabe
Todomundo sabe que viene la Plaga
Todomundo sabe que se mueve veloz
Todomundo sabe que los desnudos hombre y mujer
Nomás son un brillante artefacto del pasado
Todo mundo sabe que la escena está muerta
Pero bien que habrá un medidor en tu cama
Que habrá de revelar
Lo que todomundo sabe
Y todomundo sabe que estás en broncas
Todomundo sabe por lo que has pasado
Desde la sangrienta cruz sobre el Calvario
Hasta la playa de Malibú
Todomundo sabe que la chingada se los lleva
Mira por última vez este Sagrado Corazón
Antes de que estalle
Y todomundo sabe
Todomundo sabe, todomundo sabe
Así va la cosa
Todomundo sabe
Todomundo lo sabe
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Guitarrista en la oscuridad. Fue en otro país y en otro tiempo, y de cualquier manera, la damisela está muerta. Pálida era la noche y desvestida era la muchacha. Apenas si sus pechos diminutos y su pubis de delirio acentuaban las sombras. Se incorporó lánguidamente, y tomó la desvencijada guitarra. Distraídamente entonó los primeros compases de The house of the rising sun. Pronto se aburrió y cantó mejor tres tonadas de Moustaki, una de Jacques Brel. Desvestida y güera, luego, salió largo rato al jardín que mira a la laguna como a una iridiscente línea de plata. Cuando volvió, un hálito de madreselva y lavanda invadió el cuarto que mira la ceiba. Lo que siguió fue, parece, un vértigo, absoluto y fatal, que dura hasta este día.
jpalomar@informador.com.mx