Día de las personas con discapacidad
Como otros muchos casos, en lo que toca a las personas con discapacidad sea de nacimiento, de enfermedad, incluso por accidente, se tomó la decisión, tiempo ha, de destinar el día 3 de diciembre para, primero conocerlos, luego atenderlos y finalmente celebrarlos. Aprovechando la ocasión vale la pena hacer algunas reflexiones acerca de este, misterioso, históricamente agredido y discriminado colectivo.
Los históricos olvidos convertidos en indiferencia por parte de todos los sectores, llámese científico, educativo, familiar, social y gubernamental provocaron que durante años, que digo años, durante siglos, a todas las personas con discapacidad se les tratara con indiferencia, en el mejor de los casos, con agresividad y maltrato en el peor de ellos. Este fenómeno saca a relucir, entre otras cosas nuestra egoísta naturaleza, muestra de ello es que aún existen sobrados casos en los que socialmente se les ataca hasta vilipendiarlos.
Las cifras (redondas) más confiables por lo que se refiere a nuestro país, consignan que un 7.2% de la población presenta algún tipo de discapacidad, es decir cerca de 9 millones de mexicanos viven diariamente navegando contra corriente, de esta cifra 2 millones están en condiciones tales (discapacidad intelectual) que su vida diaria, comer, bañarse, vestirse, caminar etc. depende de terceras personas. En otras palabras, 2 millones de niños, adolescentes adultos, mujeres y hombres viven con la ansiedad y el miedo del abandono, muchos de ellos sin la menor atención.
El Presidente AMLO ha mostrado particular interés por atender a este desprotegido colectivo, en su reciente informe confirmo que ya estaba consignado en el presupuesto 2020 el apoyo económico para 300 mil personas con discapacidad, solo queda, por un lado reconocer la disposición solidaria del Presidente y por el otro, lanzar un suspiro de frustración y desaliento por el millón 700 mil que no alcanzarán el beneficio gubernamental.
La tarea es ardua, empieza por convocar a la sociedad, toda ella, a ser la plataforma de despegue para convertirnos en una sociedad incluyente. La mirada positiva es que el tema de la discapacidad al ser tomado en cuenta abre el camino a la inclusión a partir de dar voz y poder a los colectivos correspondientes.
De proponer convertirnos en personas francamente incluyentes estaremos dando razones que nos ayudan a no tener vergüenza de pertenecer a la especie humana. Bien lo dice el gran poeta francés Charles Baudelaire: “la verdadera civilización no es la maquina de vapor, sino la disminución de las huellas del pecado original”.
Más nos acerca al objetivo de ser incluyentes la profunda reflexión que hace Gabriel Zaid: “si podemos elegir entre tener más tiempo o más cosas, preferimos más cosas”, las personas con discapacidad elegirían tener más tiempo. Mi admiración y respeto a todas y todos aquellos que al recibir nuestro apoyo se convierte en bálsamo espiritual.