Detrás de los abucheos al gobernador
El pasado sábado 17 de agosto en el municipio alteño de Cañadas de Obregón, el presidente Andrés Manuel López Obrador y la presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo, se reunieron con el gobernador de Jalisco para encabezar la entrega simbólica de las obras de la Presa El Zapotillo. Pero el hecho careció de relevancia para quienes abiertamente, o desde una cuenta en las redes sociales, apoyan a Claudia Delgadillo y la causa del fraude electoral, porque han dedicado su energía a destacar la rechifla que le lanzaron al mandatario jalisciense.
Esa película ya la hemos visto muchas veces en el sexenio.
En prácticamente todos los estados donde hay un gobernante que no sea de Morena, siempre recibe la rechifla de los simpatizantes del presidente López Obrador durante las visitas oficiales. La siguiente escena, la encabeza el presidente desde la tribuna o con el micrófono en mano, para pedir calma y respeto, para recodar que se acabaron las diferencias y para respaldar al gobernante repudiado.
En ejercicio rápido de memoria, lo mismo que le pasó al gobernador de Jalisco, le ocurrió antes al de Querétaro, Mauricio Kuri; al de Guanajuato, Diego Sinhue Rodríguez; y al de Coahuila, Manolo Jiménez. Curiosamente, no vivieron tales experiencias gobernantes como Alfredo del Mazo, en el Estado de México. Antes de exponerse, habían negociado políticamente.
La escena de la rechifla y los gritos de descalificación, se conoce de inmediato, es un acto político preparado por los simpatizantes de Morena y del presidente López Obrador. Casi podría decirse que está en el guión de organización de giras presidenciales. Porque las visitas del presidente, hay que subrayarlo, las organiza Palacio Nacional y no las autoridades locales.
¿Qué importancia entraña entonces ese montaje en el contexto del motivo central de la visita presidencial? Prácticamente ninguna, más allá de ganar la batalla mediática y hacer ver mal al opositor y venerado al presidente.
Pero en este caso particular, detrás de los abucheos, se repitió también un grito particular: ¡Fraude!
La intención es clara y consiste en afianzar la apuesta de un fraude electoral en la elección por la gubernatura. Así se pretendió antes de que hubiera un fallo del Tribunal Electoral del Estado, y así se plantea ahora, cuando -con todo derecho, hay que advertirlo- llevarán el mismo asunto a la Sala Superior del Tribunal Electoral de la Federación.
La visita de Claudia Sheinbaum pudo haber sido también la ocasión de un encuentro con Pablo Lemus Navarro, hasta este momento gobernador electo del Estado. Pero según informó él mismo, hay un acuerdo para esperar al fallo judicial final. Sólo entonces se podría generar un encuentro entre dos mandatarios electos: la presidenta y él. Antes no.
Esa negociación, junto con un fallo judicial que anula la elección por la presidencia municipal de Zacatecas, donde había ganado por un escaso margen el candidato de la coalición opositora a Morena, alienta la estrategia morenista en Jalisco.
Estrategias políticas aparte y además del desgaste social que no se toma en cuenta, el resultado de la impugnación será definido por los magistrados federales, que deben apoyar su voto en las pruebas presentadas para la causa y no en las campañas de redes sociales.
Lo que hay detrás de los abucheos masivos es interés electoral.