Destino oscuro
“Terminator: destino oscuro” estaba diseñada para mostrar el poder del cine corporativo, se deseaba consolidar a una de las sagas más exitosas de la historia. Era la alianza entre Paramount, 20 Century Fox (hoy Disney), Skydance, Tencent Pictures (de origen chino), Lightstorm y TSG. Empresas que invirtieron 185 millones de dólares (frente a los 55 millones del “Guasón”).
En el origen de la saga, iniciada en 1984 con un costo de casi 7 millones de dólares, se narraba la llegada, del futuro, de un humano y un robot con la misión de salvar/asesinar a una joven mesera de LA, que tiene de mascota a una iguana (metáfora sobre la capacidad del Terminator para asumir diferentes identidades).
Ahora James Cameron se mantiene como productor y dirige Tim Miller (“Deadpool”) quien entregó una versión con demasiados cambios al espíritu de la franquicia. Entiendo que ese primer corte fue rechazado y Cameron toma el control del corte final. Por los resultados obtenidos durante el fin de semana se puede afirmar que estamos ante uno de los más grandes fracasos del cine reciente, es un fracaso apocalíptico, una “caída libre” dicen en “Variety”.
Lo más admirable de esta entrega reside en la presencia de los actores originales: Linda Hamilton y Arnold Schwarzenegger. En la primera son visibles los efectos del tiempo y, sobre todo, sus limitaciones como actriz: nunca puede encontrar su “timing” y su presencia es solo el cliché de la mujer que vive para la venganza. Schwarzenegger es una paradoja, es un actor consciente de sus limitaciones, que se refugia en la robotización de su gestualidad y ahora brilla en sus diálogos irónicos. Es la luz en ese oscuro destino, es el único que provoca varias sonrisas.
Como en toda la serie, la persecución en la carretera es el mejor momento, tiene un ritmo trepidante, pero una vez que los personajes se bajan de los vehículos, comienzan los problemas, ya que el relato se basa en uno de los peores guiones aprobados una corporación; es un relato que no evita la cursilería, lo predecible, y que es evidenciado por la mala calidad del trabajo actoral. “Terminator” provoca el peor Halloween de la industria, supongo que pronto leeremos los testimonios sobre las malas decisiones que los ejecutivos de Fox tomaron para propiciar los naufragios de “X Men”, “Terminator” y posiblemente “Star Wars”. Ahora es Disney quien está en el callejón sin salida.