Después de Padilla, la UdeG que viene
Asunto terrible es la muerte, cuando la dejan ser desastre irreparable. Sobre el fallecimiento de Raúl Padilla López es indispensable reflexionar. De quién fue, qué hizo, qué males provocó y qué herencia deja, se ha dicho mucho y mucho más escribirán. Propongo entonces un boceto, una posibilidad de lo que puede acontecer en la Universidad de Guadalajara, la institución donde se movió y donde se proyectó el potencial del célebre líder.
Antes, comparto: por la muerte del licenciado Padilla alguien me consultó si no era demasiado el revuelo y excesiva la atención sobre una persona que tantos y tantos críticos sumó.
Lo primero que se aprende al acumularse la experiencia, es que el conocimiento está disponible para todos, pero la universalidad de la ignorancia es aplastante.
Padilla López fue un líder excepcional.
Juzgarlo desde una perspectiva moral, ciertamente, lo dejará muy mal calificado.
Evaluarlo por los logros, lo convierte en un referente obligado.
Su vida y tragedias las dejamos para muchos otros que acumularon cantidad de recuerdos y eventos con el ex rector de la UdeG.
La Universidad de Guadalajara que hoy tiene como rector general a Ricardo Villanueva Lomelí es una institución sólida. No se encuentra en crisis, por más que durante dos años haya enfrentado directamente al Gobierno estatal y en concreto, al mandatario Enrique Alfaro. La institución educativa crece y se consolida.
En su interior trabajan muchos y diferentes liderazgos.
No es novedad hablar de los grupos políticos y académicos que han surgido del Centro Universitario de Ciencias de la Salud; o de los abogados de la histórica Facultad de Derecho; o los arquitectos y artistas de centro universitario junto a la Barranca de Huentitán; qué decir de los especialistas en economía y administración que han hecho historia en Ciencias Económicas y Administrativas. No se puede olvidar a los ingenieros y su enorme influencia en la vida universitaria y estatal. En fin, un mosaico que crece con los años. Los que no son mencionados en este breve listado, conocen su importancia.
Apuesto desde ahora por una hipótesis: es falsó que la institución entre en una dinámica de competencia y “reparto del pastel”. La trayectoria de Raúl Padilla no se repetirá. No es Ricardo Villanueva ni ningún otro dirigente o líder universitario quien lo sustituirá.
La Universidad de Guadalajara alcanzó una nueva talla. Es una institución y está llamada a resistir la regresión que muchos grupos impulsan desde el poder federal. México y Jalisco no son los mismos. El nuestro no es un país en construcción posrevolucionaria.
Si Villanueva Lomelí, el joven rector, alcanza notoriedad e influencia, no será a costa de los viejos universitarios. No está en combate con personajes como José Trinidad Padilla, Leobardo Alcalá o Alfredo Peña, el conocido “Atenguillo”. Su crecimiento se dará junto con la nueva generación: Alberto Castellanos “El Cone”; César Barba “El Chicho”, o los recientes ex presidentes de la FEU. Muchos nombres quedan fuera.
La discusión más profunda no es “quién manda”, sino cómo se mantiene la cohesión universitaria; cómo se conserva lo que dejó el padillato (entiéndase la FIL, el Festival de Cine, la infraestructura cultural, el crecimiento de la red). La discusión debe ser cómo arriba la UdeG al siglo XXI, a la expansión tecnológica; cómo se adapta a la Inteligencia Artificial; cómo se incorpora a la carrera que los jaliscienses emprendieron hace años para el desarrollo, la lucha contra el cambio climático, la desigualdad.
Después del obligado duelo, el Consejo General Universitario deberá entrar en esa reflexión e impulsar su democratización. Hay que leer los nuevos tiempos o perderse en el pasado.
jonasn80@gmail.com / @JonasJAL