Ideas

Desesperanza

En el ambiente hay algo que se siente, que se respira y está presente en conversaciones, en mucho de lo que vemos en internet y en las noticias… Algo que todos podemos reconocer y está presente en cualquier espacio social: desesperanza, queramos o no aceptarlo. Y lo vemos de la siguiente manera:

Uno: Con hombres, mujeres y familias enteras tratando de salir adelante de una pandemia que nos modificó la vida a todos y, a miles más, se las arrebató. El drástico cambio que vivimos este último año nos tiene nostálgicos, pensativos y añorando lo que fue antes, en esa pasada “normalidad”. Porque, aunque pareciera que estamos acostumbrándonos a vivir con esta pandemia, a diario la tenemos marcada en la cara: con un cubrebocas recordándonos que el riesgo sigue, que aún existe.

Dos: Con la violencia que, en medio de todo esto, se incrementó, entrando a miles de hogares y empeorando en donde ya existía, y sumándose además a la que se vive en las calles y espacios públicos. Con hogares que están lejos de ser eso y que terminan siendo los lugares menos seguros, sobre todo para mujeres e infantes. Con familias buscando entre fosas a sus desaparecidos.

¿Qué le queda a la gente ante esta sensación de inseguridad en todos los niveles, si en estos escenarios el principal refugio era convivir con las personas que amas, salir con tu familia o recurrir a tus redes de apoyo? Hoy también eso está vedado ante los riesgos de nuevos contagios.

Tres: Con un México polarizado, viviendo una agenda pública llena dimes y diretes, de agresiones y desencuentros, de blancos y negros, de buenos y malos. Sin que se tenga una discusión específica o concreta de temas importantes para el país, con incidencia directa en la mejora de la educación, la salud, la seguridad y el empleo. Sin miras de que se esté construyendo con base en políticas públicas a partir de hoy con mira a los siguientes años.

Cuatro: Con un proceso electoral donde las campañas han traído aspirantes casi a granel, con tal despersonalización que vemos a hombres y mujeres que quieren llegar a un cargo de elección popular, en su mayoría carentes de propuestas sólidas para resolver los retos que estamos enfrentando.

Un ejercicio democrático con escasos contenidos de valor, donde no se ve un esfuerzo de elevar la calidad del debate a la discusión de ideas, pero sí un jaloneo de agresiones y de intentos de conseguir el voto a costa de lo que sea. 

Cinco: Con una visión fragmentada del país. ¿Quién está pensando en México como una comunidad entera? Si bien la pandemia tuvo una respuesta coordinada entre municipios, Estados y la Federación, y la articulación de esfuerzos permitió que pudiéramos hablar del COVID-19 como un solo enemigo común, hoy ante el encono político pareciera que se perdió la visión de país que garantice algo tan básico como lo es la seguridad pública. Un tema que no resolverán solos los municipios ni Jalisco. 

Sí: hay una sensación de desesperanza, de zozobra generalizada. Y desafortunadamente no están en la discusión del proceso electoral estos temas, cuando sería el mejor momento de ponerlos sobre la mesa. Es como si un cáncer estuviera consumiendo el país y en lugar de pensar en qué receta dar y qué medicamentos tomar, solamente nos estuviéramos sacando la pus unos y otros.

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