Ideas

Descomposición del poder público

Como cabía esperar, el feminicidio de Luz Raquel Padilla Gutiérrez ha generado una enorme ola de indignación no sólo en Jalisco, sino en todo el país por el contexto de agresiones reiteradas y cadenas de omisiones en las que incurrieron las autoridades, quienes no fueron capaces de brindarle la protección necesaria para proteger la vida de esta madre cuidadora que dejó huérfano a Bruno, un niño con autismo que tendrá que lidiar el resto de su vida sin los cuidados y amor de su madre.

Y como ya nos tiene acostumbrados el actual gobernador del estado, Enrique Alfaro Ramírez, volvió a lavarse las manos por la responsabilidad de la autoridad estatal y del gobierno de Zapopan, para brindar protección debida a Luz Raquel Padilla. Palabras más, palabras menos, el gobernador culpó a la “descomposición social” de crear estos contextos de violencia machista como el que produjo este feminicidio. 

El miércoles pasado, un día después de confirmarse el deceso de Luz Raquel Padilla, después de que fue incendiada viva el sábado pasado, Enrique Alfaro declaró: “Es un crimen atroz, una muestra de violencia que lastima al estado, ha habido mucha información, como siempre sucede en este tipo de casos, en las redes, que han generado especulaciones, hemos actuado con seriedad para respetar los procesos que se están llevando a cabo por parte de la Fiscalía. Yo creo que nos obliga a todos a reflexionar, cómo es posible que haya un acto de violencia de esta naturaleza, de lo que hablas es de un tema de descomposición social brutal, no estamos hablando de un asunto ni siquiera de seguridad pública, no le iban a robar nada, es un acto de brutalidad y yo creo que nos obliga una reflexión a todos más allá de las normas, la manera como estamos asumiendo nuestro compromiso individual para revertir los niveles de violencia que hoy hay en Jalisco y México”, enfatizó el mandatario. 

Si bien es cierto que existe una descomposición social en el estado y en el país, que se manifiesta con las diversas formas de violencia que ocurren en esta guerra informal, culpar a la “descomposición social” por el feminicidio de Luz Raquel Padilla, es un modo también de evadir la responsabilidad del propio gobierno y de las autoridades por la violencia contra las mujeres en general y en este caso particular, por la cadena de omisiones que ocurrieron para que esta madre cuidadora no fuera debidamente protegida. Es un modo de lavarse las manos, de evadir la responsabilidad.

Luz Raquel Padilla ya había denunciado que había sido atacada con cloro industrial por su vecino desde el 17 de mayo de este año, es decir, dos meses antes de que le prendieron fuego con alcohol el 19 de julio en la colonia Arcos de Guadalupe en Zapopan.

Pero al mismo tiempo que ocurre este grave feminicidio y la cadena de omisiones de las autoridades que la hicieron posible, en el Congreso del Estado se llevaba a cabo el proceso legislativo para elegir al nuevo titular de la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco (CEDHJ). Luego de considerar elegibles a 29 candidatos, los diputados locales eligieron el jueves 21 de julio a Luz del Carmen Godínez González pese a estar impedida para el puesto, debido a que expresamente la convocatoria señalaba que los candidatos no deberían haber trabajado en un puesto público dos años antes de la elección al cargo de titular de la CEDHJ. Pero a los diputados les valió un comino los términos de la propia convocatoria que emitieron. 

Con esta elección, los diputados locales volvieron a demostrar que actúan conforme a sus intereses particulares y que la elección de titulares de organismos autónomos y otros nombramientos que pasan por el Congreso muestran que impera la lógica de “cuotas y cuates”, es decir, el reparto de posiciones de poder que a su vez implican el manejo de nómina y de recursos públicos. 

Estos dos ejemplos, la tendencia a evadir la responsabilidad de los asuntos importantes y el cinismo de violar los términos de sus propias convocatorias para tomar decisiones legislativas, lo que muestran es una descomposición del poder público, donde sus representantes incumplen su promesa de velar por el interés público y toman decisiones y manejan los amplios recursos del aparato de gobierno, para los intereses de grupo, de partido y de camarillas de poder político y económico. El cinismo, la evasión de responsabilidades y el manejo del gobierno para fines partidistas o personales confirma esta acelerada descomposición de los representantes de los poderes públicos.

rubenmartinmartin@gmail.com

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