Desapariciones y fosas 2.0 en Jalisco
Lo primero que habrá que decir es que dentro de todo el drama cotidiano de las desapariciones que se padece en Jalisco, las últimas dos semanas hemos podido atestiguar y contar desenlaces positivos, que al menos no han aumentado el número de familias enlutadas, y que contrario a otros miles de casos, han escapado al inenarrable dolor de la incertidumbre de no saber del paradero de algún ser querido.
Ayer tuvimos la buena noticia de la aparición sano y salvo de Kevin Ulises, este joven de 18 años, que junto con su prima Elena Janetzy, de la misma edad y ambos estudiantes de la Universidad de Guadalajara, habían desaparecido desde el lunes de la semana pasada. Janetzy había sido liberada desde el lunes de esta semana.
La madrugada del martes, también fue liberado y localizado con vida Juan Alberto, quien al salir de la casa de cambio en la que trabaja, el pasado primero de agosto, fue privado ilegalmente de su libertad. Él se convirtió en la sexta víctima de este tipo de negocios que han sido plagiados y liberados por sus captores tras días de cautiverio como ocurrió también la semana pasada a María Alejandrina “NN” y Gilberto “N” a quienes habían privado de la libertad al salir de su negocio en Plaza Guadalupe, y también a Ramona “N”, Rosa María “N” y Rocío Berenice “N”, a quienes habían levantado de otro establecimiento similar en Plaza Universidad.
Lo que es pertinente consignar es que estamos ante un punto de inflexión en las modalidades de desapariciones. Por un lado, las que se suscitaron en cascada a partir de un asesinato de un usuario de estas casas de cambio que había retirado una fuerte suma de dinero. Por otro, el particular caso de Janetzy y Kevin que son liberados y se comunican con sus padres, justo cuando éstos, realizaban una de las varias manifestaciones públicas para exigir a las autoridades la localización de sus hijos.
Donde también hay un punto de quiebre es en el otro lastre que significan las fosas clandestinas en la entidad. Ayer organizaciones de madres buscadoras anunciaron que ya no sólo buscarán y cavarán en suelo firme, sino también explorarán canales y ríos en busca de sus desaparecidos y desaparecidas. Esto a partir de que localizaron por una llamada anónima restos en el Río San Juan de Dios, en la colonia Santa Elena de la Cruz. Y seguro también, porque es altamente frecuente la aparición de cadáveres que tiran los criminales en estos cuerpos de agua.
Son, pues, las desapariciones y fosas clandestinas 2.0 que produce el impune e imparable eje delincuencial (que conforma el problema de los desaparecidos-las casas del terror-los indetenibles tira muertos-y los cementerios clandestinos) que sigue operando prácticamente sin freno en Jalisco.