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Desaparecidos de Colotlán: dolor y rabia

El hallazgo de los cuerpos de los cuatro jóvenes originarios de Colotlán, desaparecidos en su trayecto hacia Jerez, Zacatecas desde el pasado 25 de diciembre, ha causado conmoción, dolor, pero también indignación y rabia.

Como se ha relatado, las hermanas Daniela y Viviana Márquez Pichardo, su prima Irma Paola Vargas y José Melesio Gutiérrez (novio de la primera), salieron de Colotlán el día de Navidad a un lugar de convivencia en Jerez, Zacatecas. Pero en el trayecto sus familiares perdieron contacto con ellos en la localidad de Víboras, municipio de Tepetongo, Zacatecas. Desde que ocurrió la desaparición, los familiares se movilizaron y pronto se sumó la comunidad de Colotlán, Jalisco, y de otras poblaciones, tanto de Jalisco como de Zacatecas. 

Muy pronto pasaron sólo de la denuncia ante las autoridades a extender su exigencia de que aparecieran con vida sus hijos, a la difusión en redes sociales, a manifestaciones en las plazas y calles. En primer lugar llevaron a cabo una histórica movilización en Colotlán que no se observaba en años. Esta manifestación se llevó a cabo el jueves 29 de diciembre, apenas cuatro días después de la desaparición de los cuatro jóvenes. 

El lunes siguiente, 2 de enero de este año, trajeron su reclamo a Guadalajara, primero con una marcha y luego con una manifestación frente a Palacio de Gobierno para exigir al Gobierno del Estado y en particular al gobernador Enrique Alfaro Ramírez su intervención para dar con el paradero de Daniela, Viviana, Irma Paola y José Melesio. Esa misma semana viajaron a la Ciudad de México para pedir la intervención del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, a fin de encontrar a sus hijos. Finalmente, también se manifestaron en Zacatecas para pedir al mandatario de esa Entidad, David Monreal Ávila, que reforzara las labores de búsqueda de los cuatro jóvenes de Colotlán.

Pero de nada valieron las manifestaciones, los reclamos, las entrevistas en medios, o la extensa difusión en redes sociales. Ni el Presidente de la República, ni los gobernadores de Zacatecas, ni de Jalisco respondieron a los familiares para encontrar con vida a sus hijos.

El 18 de enero se informó que la camioneta en la que viajaban fue encontrada en comunidad de El Cuidado, en Tepetongo. Un día después se informó del hallazgo de cuatro cuerpos, tres mujeres y un varón, que lamentablemente se confirmó que corresponden con los de los cuatro jóvenes de Colotlán. La noticia ha conmocionado a los pobladores de Colotlán, de toda la zona Norte de Jalisco y de la Zona Metropolitana de Guadalajara.

Hay, como cabe esperar, mucho dolor y muchas expresiones de duelo con los familiares. Los colotlenses han acompañado colectivamente el duelo de las familias Márquez Pichardo, Vargas y Gutiérrez. La tarde noche del jueves llenaron el kiosco de la plaza principal con velas, fotos y rezaron oraciones por los jóvenes desaparecidos 25 días atrás. Ayer viernes la familia invitó a la población a acompañarlos al sepelio que se llevó a cabo en un espacio público de Colotlán.

Pero además del duelo y dolor, hay rabia e indignación entre los habitantes de la zona Norte de Jalisco. En la Página de Facebook “Colotlán la historia en mil lugares”, se posteó este mensaje: “¿Que vamos a hacer?  Colotlán es un alma dolida hasta la médula, es una madre rabiosa al arrebato de sus hijos. La inmensa tristeza de nuestros rostros es el reflejo de una nación sin justicia, sin ley, sin respeto por la vida de sus prójimos. ¿Cómo vamos a impedir qué se repita? ¿Cómo lograremos qué sean las últimas? ¿Cómo impedimos que cualquiera de nosotros sea el siguiente? Queremos ¡JUSTICIA!”.

Exigen justicia y quieren impedir que más historias se repitan en su localidad y en todo el país. Cada persona desaparecida es una vida suspendida, una vida truncada. Apenas se informó de los cuatro jóvenes de Colotlán desaparecidos, trascendió que Daniela y José Melesio habían anunciado su compromiso, pero la violencia irracional que vivimos en México suspendió su matrimonio y el resto de sus vidas. 

Hay más de 110 mil vidas suspendidas en todo México, como las de los cuatro jóvenes de Colotlán, 15 mil de ellas en Jalisco. Otra vez las autoridades les incumplieron a los familiares de estos jóvenes. Otra vez demostraron que la crisis de desaparición de personas, pese a ser el principal problema social y político de Jalisco, no les parece prioritario. Otra vez se lavaron las manos (“la violencia ocurre en Zacatecas”), otra vez rasuran cifras de desaparecidos, y así nos muestran que en lugar de enfrentar y resolver el problema de las desapariciones, lo que hacen es administrar, rasurar y negar esta crisis. Pero la paciencia tiene un límite. Como dice el mensaje: “Colotlán (…) es una madre rabiosa al arrebato de sus hijos”. Hay rabia por el arrebato de los hijos en todo México. 

rubenmartinmartin@gmail.com

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