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Desaire social en Tlaquepaque

Este municipio metropolitano nos sigue dando duras lecciones de cómo los excesos de poder y las distorsiones antidemocráticas en la competencia política ahuyentan la participación ciudadana, y prueba de ello fue el inédito grado de abstencionismo que se registró el domingo pasado en la elección extraordinaria de Tlaquepaque. 

Si ya había sido baja la participación el pasado 6 de junio con menos del 44 por ciento, esta vez la votación se desplomó a alrededor del 20 por ciento, esto es apenas 102 mil votos de una lista nominal que tiene casi 490 mil ciudadanos en el padrón electoral. 

Desde luego, los primeros afectados de que sólo uno de cada cinco tlaquepaquenses hayan salido a votar son las y los candidatos que al momento de ganar, ya como gobiernos y oposición, verán reducida su legitimidad y respaldo, y en el peor de los casos, verán el rechazo a sus acciones y decisiones. En el caso de Tlaquepaque la candidata puntera Citlalli Amaya contaría apenas con el 10 por ciento de los electores, pese a que aumentó la ventaja lograda en la elección ordinaria.

Esta es la consecuencia de la combinación de desatinos personales, de los jaloneos políticos y la falta de fortaleza institucional y convicción democrática de los tribunales electorales en este país, que se dejan llevar más por las presiones del poder político en turno y más próximo, en vez de cumplir con su obligación de garantizar el respeto de la voluntad popular expresada en votos.

Si bien el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) no podía dejar pasar la anticonstitucional intromisión del cardenal emérito en retiro Juan Sandoval Íñiguez al criticar al gobierno en plena veda electoral, también resultó a todas luces fuera de lugar el anular la elección de Tlaquepaque que había ganado la candidata del partido Movimiento Ciudadano, sólo porque el religioso tiene su domicilio en ese municipio. Pareció más un guiño del TEPJF al partido en el gobierno de la 4T.

La estridencia política que ahuyentó a los votantes en Tlaquepaque continuó con la venganza política que se fraguó en el Congreso local de mayoría naranja que rápidamente confeccionó una convocatoria “solo para mujeres” utilizando de parapeto la defensa de la equidad de género que nunca defendieron en el pasado proceso electoral, y que sólo usaron para cerrarle el paso a Alberto Maldonado, candidato de Morena, que impugnó la elección. Los tribunales electorales locales avalaron la maniobra del partido en el poder en Jalisco, que finalmente tumbó el TEPJF. 

El reconocimiento ayer de la dirigencia local de Morena en el sentido de reconocer los resultados preliminares que no les favorecen y ponen en ventaja, como el 6 de junio pasado a la candidata de MC, hacen abrigar la posibilidad de que esta vez no impugnarán (pese a que de ambos lados saben que movilizaron a sus clientelas echando mano de recursos públicos) y quien ganó y quien perdió asuman el gobierno y la oposición en bien de los que habitan Tlaquepaque y que desairaron la elección por el hartazgo de ver a su clase política y gubernamental solo peleándose el poder mientras el municipio naufraga por la crisis de inseguridad y violencia. 

jbarrera4r@gmail.com

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