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Depredadores sexuales e impunidad

Para la objetividad no debería haber filtros; nuestro trabajo como periodistas es que no los haya al exponer un caso y este es uno de esos en el que por más transparentes que sean las evidencias, y un grupo de niños menores de 13 años sean las víctimas de acoso sexual, incomprensiblemente no hay una orden de aprehensión. 

Hace unos días llegó a la redacción la denuncia de varios padres de familia que meses atrás identificaron que el ex profesor de futbol de sus hijos en el parque de la Plaza de La Bandera, José Martín “N”, les hacía insinuaciones explícitas de contenido sexual y les pedía a las niñas fotografías desnudas.

Los mensajes se disfrazaban de instrucciones en el grupo del equipo de futbol en los teléfonos móviles de los niños; sin embargo, una vez que los menores le mostraron el contenido a sus padres se abrió la caja de pandora: minutos y minutos de mensajes donde ese impresentable pedía que los niños se tomaran fotos en tal o cual posición, una narrativa aberrante de cómo él había soñado con tal o cual niña, consejos de cómo conquistar o complacer a otros niños. 

Era imposible saber que ese hombre, a quien los padres de familia le habían confiado a sus hijos para el entrenamiento deportivo cada tarde, fuera un depredador, pero lo es y sigue libre.

Las primeras denuncias se presentaron en febrero de este año. La madre de familia de dos de esos niños recibió los folios correspondientes, apoyo psicológico para los menores e incluso un botón de pánico. La investigación quedó en la carpeta, punto. Luego vinieron otras más. Pese a que las denuncias se iban acumulando no se avanzó en las investigaciones, el sujeto en cuestión cambió de domicilio y no ha puesto un pie en la Fiscalía.

Si un beso entre adultos sin consenso -entre el presidente de la Federación de Futbol de España y una jugadora de la selección femenil de futbol español- llegó hasta la FIFA y Rubiales fue suspendido de sus funciones en lo que avanzaba la investigación, ¿por qué una denuncia tan grave como es el acoso sexual infantil sigue impune? ¿Es acaso porque no ha tenido la exposición mediática de aquella premiación? 

Creo que no ha quedado clara la gravedad de que un solo hombre haya acosado no a uno sino a un grupo de niños impunemente quién sabe por cuánto tiempo, pudieron ser años desde que comenzaron las prácticas de futbol; las denuncias iniciaron a principios de este año, y quién sabe si incluso haya tenido a su alcance esas fotos y videos que pedía sin pudor.

Hace tres años que la Ley Olimpia se aprobó en Jalisco; sin embargo, se estima que hay aproximadamente un 96% de impunidad en los delitos que ésta persigue. De las más de mil 200 denuncias que la Fiscalía del Estado recibió el año pasado, se judicializaron menos de 50 de ellas, lo que deja en el limbo cualquier cantidad de abusos para que los ciberacosadores encuentren nuevas víctimas. Es en este orden donde José Martín “N” se encuentra, en el acoso y violación a la integridad sexual de menores a través de medios digitales, al menos lo que se puede probar hasta ahora y las sanciones pueden ir de uno a cuatro años de prisión.

Evidentemente corresponde a los padres proteger la integridad de los hijos, pero también es una responsabilidad de las autoridades sancionar como corresponde a un hombre que hostiga a menores de edad, ya que no se trata de la acusación de un niño sin manera de comprobar lo que dice, son varios y hay mensajes que lo prueban, pero aún así el sujeto sigue libre ¿qué está mal en la ecuación? ¿Acaso no brindar justicia no es una forma de revictimizar? Quiero pensar que no es necesario involucrar a otros organismos para obtener la sanción que corresponde y evitar que haya más casos como este, porque imagino que para todos lo más importante es el interés superior de la niñez.

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