Dependencia en redes sociales
¿Cuánto tiempo nos consumen las redes sociales? Se estima que la caída de las redes sociales durante casi seis horas costó a Mark Zuckerberg cinco mil 900 millones de dólares. El magnate salió a dar la cara a la comunidad a través de Facebook, pidiendo disculpas y estableciendo textualmente que sabe “lo mucho que dependemos de sus servicios para mantenernos conectados”.
En lo personal, me preocupa la razón que tiene.
El comportamiento en la bolsa de Facebook se vio afectado, ya que las acciones de la compañía bajaron en un 4.9%. Han surgido varias teorías con respecto a la causa y las posibles intenciones de la caída de las redes. Lo que es un hecho, y no está en tela de juicio es que si se caen las redes se cae el equilibrio social a nivel mundial.
Se generaron varios testimonios sobre la afectación de la caída de redes sociales en el ámbito laboral.
Un dentista, por ejemplo, señaló que la caída afectó por lo menos a 70% de su clientela, ya que ninguno de los menores de 40 años de edad le hablan por teléfono para agendar una cita. Es interesante analizar cómo la dependencia de las redes sociales ya no es meramente recreativa, sino que afecta la estabilidad laboral y emocional de las personas.
Un estudio realizado por la ONG “Protégeles” del 2015 demostró cómo 21.3% de los jóvenes se encontraban en riesgo de hacerse adictos a las nuevas tecnologías sociales. Asimismo, hace seis años se estimaba que 1.5% de los jóvenes ya sufría una adicción patológica. Como ejemplo, se puede mencionar que en el 2019 las personas pasaron en promedio dos horas y 24 minutos diarios en redes sociales. Este tiempo incrementó 40 minutos diarios del mismo estudio realizado en el 2014.
Más allá del uso que se le da a las redes sociales, resulta interesante examinar los datos que estas almacenan.
Se estima que 45% de los jóvenes configuran su perfil como privado, 25% lo establece público, y el 30% limita el acceso que pueden tener sus seguidores a su información personal. Asimismo, 90% de los usuarios jóvenes comparten su teléfono en redes sociales. Lo que esto demuestra es que la información que almacenan las redes sociales no tiene precedentes. Conocen absolutamente todo sobre sus usuarios: datos personales, gustos, y cómo hacer que cada día pasen más tiempo en línea.
Estamos inmersos en un sistema dentro del cual el libre albedrío es cada día más ficticio. La información que compartimos termina siendo un mecanismo de control masivo que utilizan los monopolios de comunicación. Es por esto, que si bien seguiremos usando las redes, es importante no perder de vista la dependencia que generan y la información que compartimos.