Del salario mínimo al mínimo suficiente
Un grupo de empresarios de todo el país, entre ellos algunos tapatíos, lanzó la iniciativa Empresas por el Bienestar, que consiste en establecer que el salario más bajo de esas empresas sea de 6,500 pesos mensuales. El cálculo surge de una estimación de Coneval que señala que el ingreso para que una familia de cuatro personas tenga los satisfactores mínimos en México es de 11,050 pesos. De acuerdo con las estimaciones, en México en promedio hay 1.7 aportantes por hogar, por lo que cada uno debería ganar mínimo los 6,500 pesos para alcanzar el mínimo de bienestar. Lo ideal sería por supuesto que un solo salario alcanzara para mantener un hogar en sus necesidades básicas, pero lo cierto es que la cifra establecida por los empresarios es más del doble del salario mínimo oficial y eso que ya subió.
Este gran paso que ha dado un grupo de empresarios conscientes es inédito en la historia reciente de México
Hace cuatro años, cuando comenzaba a discutirse el aumento al salario mínimo para ubicarlo no en la línea de bienestar de Coneval sino simplemente por encima de la pobreza alimentaria, porque en este país alguien (y no son pocos) que gana el salario mínimo no le alcanza para que la familia tenga la ingesta necesaria de alimento para sobrevivir, la reacción de algunos empresarios tapatíos fue tristemente negativa, a pesar de que los economistas que expusieron en aquella ocasión demostraron que el impacto en las utilidades era sumamente bajo, menos de dos puntos porcentuales.
Evidentemente no todas las empresas son iguales y hay algunas intensivas en mano de obra que son competitivas mundialmente porque los salarios en México son muy bajos. Otras, pequeñas y medianas, que difícilmente pueden comprometerse a un salario mínimo de 6,500 pesos, pero que en la medida en que más y más empresas se sumen a este esfuerzo el mercado terminará por jalar el resto de los salarios al alza.
El desequilibrio entre capital y trabajo en México, que hoy este grupo de empresarios busca corregir, es el resultado de la pérdida de fuerza de los sindicatos, que las últimas décadas estuvieron más preocupados por prebendas políticas y corruptelas que por el salario de sus agremiados. Este gran paso que ha dado un grupo de empresarios consientes es inédito en la historia reciente de México. Pero lo deseable es que no vuelva a suceder, que no sea necesario, que el salario de todas y todos los mexicanos esté por encima del nivel de bienestar. Eso nos hará que tengamos un país más justo y una economía más robusta.
(diego.petersen@informador.com.mx)