Ideas

Del honor y de lo humano

Para Enrique Ramos (Q.E.P.D)

Me faltan las palabras. Me sobra pena.

Jalisco ha perdido a uno de sus promotores más leales: Enrique Ramos. Sus amigos lo hemos perdido a él. Y en muchos de nosotros -aunque ahora sólo escribiré por mí- habita una tristeza tan grande como el agradecimiento que le tendré siempre. Conocí a Ramos cuando él era sub-director de este periódico, luego tuve la oportunidad de trabajar con él cuando asumió la Coordinación Editorial, yo entonces me hice cargo del área de Softnews. Quienes estuvimos cerca de él como subalternos sabemos del respeto y la calidez con la que se manejaba, era un maestro de la empatía.

Aún recuerdo la sorpresa que despertó en el equipo de redacción cuando un 10 de mayo dejó rosas en los escritorios de todas las que eran mamás, yo aún no lo era pero me conmovió su gesto.

Enrique Ramos era un hombre leal. Un espíritu sensible, atento al entorno social, observador de la comunidad y admirador de lo creativo.

Coincidimos de nuevo cuando fungiendo como Secretario de Turismo, impulsó con fe mi iniciativa de armar un festival en Tapalpa que promoviera el cine mexicano. La confianza que Enrique Ramos depositó en mí hizo que con todo cariño, el equipo del festival moviera montañas… Eramos un grupo pequeño trabajando en comunidad y con él de nuestro lado, sentimos que como artistas, comunidad y gobierno por vez primera cabalgábamos todos -con esperanza- hacia el mismo rumbo.

Así de grande era Enrique. Fue un gran impulsor del programa de Pueblos Mágicos y sé de gran cantidad de historias y proyectos institucionales que con seriedad, calidez y dignidad impulsó y logró. Enrique creyó desde un inició en la transversalidad del área cultural y del área turística, se maravillaba con las nuevas ideas y hacia que las cosas sucedieran en correspondencia a su propia naturaleza.

La dignidad y pulcritud de su militancia en el PRI, me provoca una profunda admiración. En tiempos donde las dinámicas políticas coquetean con el despretigio , políticos más jóvenes cambian de bandera y de partido -según acomodo y oportunidad- como si estos últimos no hubiesen sido creados y fundados bajo una profunda reflexión filosófica, Enrique -para mí- se erigía incorruptible, fiel a sí mismo, a lo que siempre había creido, sin caretas ni vendetas al servicio de la sociedad. Yo fui testigo. Su camino inspira. Y con hombres como él en las comunidades, en los Estados y en los países se provocan milagros y se mueven montañas.

Gracias Enrique Ramos, que todos los seres que tocaste bendigan tu vuelo.

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