Décor(o)
La jardinería en las ciudades ha sido históricamente una apuesta mucho más que decorativa. Antiguos reinos contaban con un paisajista o jardinero de la corte que tomaba los atributos que la naturaleza daba en el entorno y los usaba para enmarcar de manera decorativa el poder de aquel jerarca.
Cada país, cada región y cada reino legaron una escenografía viva tanto física como en planos de lo que hoy conocemos como paisajismo. Recuerdo ahora mismo los jardines de los castillos del Valle del Loira en Francia donde cada uno exhibe -hoy por hoy- los diseños de entonces; y en tiempos actuales yo resaltaría el High Line de la ciudad de Nueva York y en México, el jardín botánico de Culiacán que es un oasis en la turbulenta ciudad del Norte.
La jardinería es parte del decoro con el que vive una familia o una comunidad. Guadalajara fue conocida durante muchos años como la ciudad de las rosas y aunque hoy no tengo claro donde estén esas rosas, ciertamente en estos últimos años se ha notado un esfuerzo importante por dignificar los espacios públicos como parques, camellones, bajo puentes y banquetas.
Cuando las administraciones públicas en México cambian de manera periódica y cada gobierno tiene su propia idea de como debiera de ejercer tanto la creación como el mantenimiento del espacio público, en términos de jardinería se puede volver un desastre difícil de enmendar.
Durante alguna administración panista se llenó el camellón de Avenida Patria de Palmeras, en alguna otra priista de agaves que ahí están resistiendo, y aquellos Eucaliptos de Lázaro Cárdenas hoy son acompañados por Primaveras y Rosas moradas. Los ejemplos de la mala jardinería están enraizados en el subsuelo tapatío pero los aciertos de los últimos años debieran de ser motivo de estudio también.
Da gusto pasearse por parques y ver la reforestación de la ciudad que poco a poco le va quitando peso a los grandes pulmones. Como en los ejemplos que citaba dentro de este mismo texto, el gran reto no solo ha sido el diseño sino el mantenimiento de los mismos espacios.
Ojalá prevalezca el ímpetu de cuidar y conservarlos de parte del gobierno sino también de nosotros mismos como ciudadanía. Vivir con decoro nos atañe a todos.
argeliagf@informador.com.mx • @argelinapanyvina