Debates
Aunque se evolucionó en los formatos y se avanzó en el contraste de personalidades, trayectorias y denuncias, mucho se quedó a deber en cuanto a los contenidos en el ciclo de debates de la y los candidatos a la gubernatura del Estado, que concluyó la noche del domingo cuando en Lagos de Moreno abordaron, en su tercer encuentro, los temas de gobernabilidad y seguridad; desarrollo humano, educación e innovación; y finanzas, obra pública, transparencia, rendición de cuentas y combate a la corrupción.
A juicio de especialistas en estos temas, como sucedió en los dos primeros debates, la y los aspirantes se quedaron cortos en la profundidad de sus propuestas y sólo enlistaron generalidades que poco contribuyeron a contrastar entre los planteamientos de unos con los otros. Lo que queda claro, de entrada, es que en lo que resta de campaña estos debates, muy reducidos en tiempo, se puedan complementar con foros de estas materias específicas, en las que los contendientes tengan más oportunidad para delinear mejor sus planteamientos de solución a los enormes retos y dificultades en cada uno de los temas abordados. En ese sentido significó un avance que, a diferencia de los dos debates anteriores, esta vez candidatos como Enrique Alfaro remitieron a una dirección electrónica para conocer a detalle su propuesta en el tema de seguridad, mientras que Salvador Cosío envió también previamente un documento con su plan en esta materia.
Pero quedó claro que sus exposiciones perdieron la oportunidad de presentar un diagnóstico de la grave situación de violencia e inseguridad por la que atravesamos y lo que harán para evitar que siga creciendo la base social de los grupos de la delincuencia organizada. Nadie, por ejemplo, mencionó el tema de los autogobiernos delincuenciales que controlan las principales cárceles de la Entidad, cuya recuperación es condición indispensable para aspirar a tener una ciudad y un Estado con más seguridad y menos violencia. Lejos de ser islas de legalidad, las prisiones de Jalisco están convertidas hoy en fuentes inagotables de recursos que aumentan el poder corruptor y de fuego del hampa. De gobernabilidad nadie dijo nada.
En el segundo bloque, el tema educativo dominó, y se dejó prácticamente de lado el desarrollo humano y la innovación. De lo escuchado destaco la propuesta de Miguel Castro de crear una institución que se encargue de las prepas, hoy en manos de la UdeG, y la promesa de Alfaro de que al término de su sexenio no exista una sola escuela que no sea de tiempo completo.
En la tercera parte del debate, nada se dijo de cómo romper los obstáculos para una verdadera rendición de cuentas y combate a la impunidad, más allá de la generalidad de limpiar el Poder Judicial. Rescatable, la propuesta de llevar a cabo licitaciones inversas en línea y la exigencia de Miguel Ángel Martínez de que se elija ya en el Congreso el fiscal independiente. Ojalá al menos ese beneficio concreto nos deje este tercer y último debate de cara a las elecciones del 1 de julio.