De museos y robos
•Tutankamón y Howard Carter
Se cumple ahora el centenario del hallazgo de la tumba de Tutankamón, sin duda el más célebre en los anales de la egiptología. El arqueólogo que la descubrió fue el inglés Howard Carter, financiado por Lord Carnarvon. Pero desde entonces existieron rumores de que Carter se había robado algunas piezas de la tumba (que contenía miles), y cuando se vendieron las cosas de su herencia crecieron las sospechas. Pues resulta que cien años más tarde éstas se confirman, según escribe el eminente egiptólogo Bob Brier en un libro que pronto publicarán las prensas de la Universidad de Oxford.* Brier descubrió una carta de 1934 en que uno de los miembros del equipo de Carter, Sir Alan Gardiner, le recrimina porque un amuleto que aquél le había regalado, especificando que no venía de la tumba, lo enseñó al director del Museo Egipcio del Cairo, Rex Engelbach, el máximo experto, quien le dijo que era indudable que se lo robaron de ahí, pues había otros iguales y hechos con el mismo molde. Gardiner reprocha a Carter haberle hecho pasar tal vergüenza (y aunque le dice no lo acusó, le anexa el veredicto de Engelbach). La carta, que está en una colección privada, se publica en el nuevo libro.
* B. Brier, Tutankhamun and the Tomb that Changed the World, Oxford University Press, 2022 (en prensa).
•El Getty devuelve piezas a Italia
Italia cuenta, desde 1969, con una escuadra especializada de protección del patrimonio que a la fecha ha logrado recuperar cerca de tres millones de piezas robadas. Por estos días, el Museo Getty de los Ángeles estará despachando a Roma en septiembre un importante grupo de tres estatuas de terracota de tamaño natural del siglo III aC y otros cuatro objetos, luego de una investigación de la unidad de tráfico de antigüedades de la oficina del fiscal de Manhattan, que comprobó que habían sido saqueados y exportados ilegalmente. Las estatuas del grupo, llamado Orfeo y las Sirenas, las compró en 1976 el fundador del Museo, el mecenas John Paul Getty, a un banco suizo. Se cree que provienen de la región de Trento, en Apulia, y desde 2006 han estado en la lista de artefactos robados que Italia busca recuperar. Al mismo tiempo, 260 piezas etruscas, griegas y romanas sacadas de Italia, y que acabaron en museos, colecciones privadas y casas de subastas en Estados Unidos, están siendo gradualmente restituidas, tras concluir a finales del año pasado una investigación sobre su origen. Las piezas que se recuperan, antes de volver a sus regiones de origen se exponen en el Museo de Arte Rescatado (Museo dell’Arte Salvata), que forma parte del Museo Nacional de Roma y apenas se estrenó el pasado junio, junto al Aula Octogonal de las antiguas Termas de Diocleciano. Ahí se reciben, gracias al trabajo eficaz e internacional de la brigada especializada de los carabinieri, objetos arqueológicos y obras de arte procedentes de excavaciones ilícitas o tráfico ilegal, o halladas tras catástrofes naturales.
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