De los creadores del Paseo Lafayette y del Paseo Alcalde ahora… el Paseo Vallarta
El Paseo Lafayette y el Alcalde tienen en común muchas cosas: contaron con férrea resistencia cuando eran aún proyectos y con más férrea oposición cuando estaban en obra. Se alegó que echábamos a perder esas vialidades arruinando todos los comercios y servicios para siempre; cuando ambos trabajos estuvieron terminados fueron acerbamente bocabajeados por los “conocedores”, etc.
Ahora, puestos a mirar con cuidado, se necesita aceptar, con hechos, que ambas intervenciones fueron todo un éxito. A la de Lafayette se le acusa todavía de haber multiplicado por cinco las cervecerías con alitas: eso no tiene que ver con la arquitectura sino con el cumplimiento de las ordenanzas municipales. Pero ya es, desde hace años, un éxito clamoroso.
En el caso del Paseo Alcalde ya se entendió mejor la operación de ese hardware que es el Paseo físico, y se está controlando exitosamente el software que es las acciones de poblamiento y los giros necesarios y los indeseables. La asociación correspondiente, comandada por el señor capellán de Santa Teresa, el Padre Tomás de Híjar, tiene ya en funcionamiento una serie de planteamientos y acciones para que -aprendiendo de Lafayette- se susciten giros adecuados para reforzar las vértebras de la espina dorsal del Paseo, que son las iglesias que comprende: a saber: San Francisco y Aranzazú, el Sagrario, Catedral, San José de Gracia, la Sagrada Familia; y el Hospital Alcalde; y la Iglesia de Belén. De esta manera, se estará asegurando un funcionamiento óptimo de la intervención, en términos culturales, habitacionales y comerciales.
Repitiendo una vez más lo sentenciado por Jaime Lerner, quien revolucionó desde hace treinta años la importante ciudad de Curitiba en Brasil: “No nos equivoquemos: el coche es el enemigo”, Ahora, esa ciudad tiene un tranquilo tráfico, un paseo colectivo envidiable, parques y más parques y menor contaminación. Sus medidas fueron radicales, audaces, inteligente y loablemente políticas. En nuestro medio, fue Alfonso Petersen al que debemos el proyecto y el primer tramo de obra para el Paseo Lafayette. En el caso del Paseo Alcalde todo se debió al gobernador Aristóteles Sandoval (QEPD) y al alcalde Enrique Alfaro Ramírez.
Las dos intervenciones anteriores, la primera, pensada y proyectada por los arquitectos Claudio Sáinz y Juan Carlos Name, y el suscrito, quien desde la llorada y no reemplazada por nada ni nadie Coplaur, recibió de Alfonso Petersen la instrucción de hacer el Paseo Lafayette y procedió a hacer el conceptual completo. El paseo Alcalde, en cuanto a proyecto integral, se debe a los arquitectos Álvaro Morales y Miguel Echauri, junto con el suscrito. Hubo una colaboración ejemplar con funcionarios de la estatal Secretaría de Obras Públicas, tales los arquitectos José María Goya y Octavio Durán Matute.
El caso es que, ahora, hay que tomar a la otra gran calle más importante de Guadalajara, avenida Vallarta, y reducir sus cuatro carriles a dos en ambos sentidos, con amplias banquetas, cafés, librerías etc. y establecer un programa integral para desahogar satisfactoriamente el tráfico. Claro, por supuesto que se puede hacer esta gran intervención y que quien políticamente la logre se cubrirá de votos. Detalles de la idea y el proceso quedan para la siguiente columna.