De la “Ley Olimpia” a la “Ley Malena”
Esta semana se presentó la “Ley Malena”, una iniciativa para castigar con hasta 30 años de prisión a quien agreda a una mujer con ácido o con sustancias químicas o corrosivas. La propuesta busca que este tipo de agresiones no se consideren “sólo” como una agravante en el delito de lesiones, sino que se eleve a feminicidio o tentativa de feminicidio (si la mujer logra sobrevivir).
Más que una ley, se trata de una serie de reformas para tipificar la llamada “Violencia Ácida”, una de las peores que existen en el mundo, con repercusiones devastadoras para las víctimas: desde los daños físicos y psicológicos de por vida hasta los serios problemas económicos para costear las decenas de cirugías y tratamientos que requieren.
En nueve de cada 10 casos de mujeres atacadas con ácido, los agresores son hombres a los que conocen, parejas o ex parejas sentimentales, de acuerdo con datos de Acid Survivors Trust Internacional (ASTI), una organización fundada en 2002 para ayudar a las sobrevivientes. Este tipo de violencia es premeditada y busca desfigurar o marcar a sus víctimas, atacadas también con gasolina, con alcohol o hasta con cables de alta tensión. Atroz.
El nombre de la “Ley Malena” es por la saxofonista María Elena Ríos, atacada con ácido en la cara y medio cuerpo, en septiembre de 2019; su agresor habría sido el ex diputado y empresario Juan Antonio Vera Carrizal, con quien tuvo una relación sentimental. El ex legislador es señalado como autor intelectual y está preso desde 2020.
En los últimos días el caso de la joven mixteca ha sido nuevamente noticia porque el juez del Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca, Teódulo Pacheco Pacheco, le concedió prisión domiciliaria a Vera Carrizal; dicha medida fue suspendida, pero sólo temporalmente, por lo que podría salir de prisión en cualquier momento.
“Si lo liberan y se da a la fuga y me mata #QuemenloTodo‼️”, escribió la saxofonista oaxaqueña en su Twitter @_ElenaRios, el pasado 21 de enero, con temor de lo que pueda pasarle a ella, su familia y abogadas si su agresor sale de la prisión.
La “Ley Malena” plantea reformas en el Código Penal y la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, y se presentó en el Congreso de la Ciudad de México, con miras a que pueda replicarse en cada Estado del país. Además de tipificar estas agresiones, se ha puesto el foco en la importancia de contar con un registro de estos casos, vincular el trabajo de las distintas dependencias y organismos, así como garantizar el castigo al agresor y la reparación del daño a la víctima (cuyos tratamiento médicos y quirúrgicos, además de costosos, suelen ser muy dolorosos).
Como ha sucedido con otras luchas, la “Ley Malena” ha sido impulsada por feministas y diversos colectivos, tomando como emblemático el caso de María Elena Ríos para representar a las demás sobrevivientes. Sin embargo, desde su presentación, la iniciativa fue cuestionada por otras mujeres, entre ellas, Ana Elena Saldaña, una joven que fue atacada con ácido fuera de su domicilio, en noviembre de 2018, dejándola con quemaduras de tercer grado y lesiones en su ojo derecho.
Sin tener un registro oficial de las víctimas, las organizaciones y las propias sobrevivientes estiman que hay más de 35 mujeres agredidas con ácido. Ana Elena Saldaña señaló que no se tomó en cuenta a todas las que han sufrido ese tipo de ataques y que hace cuatro años ya se había presentado una iniciativa similar en la Ciudad de México, para atender los casos de “violencia ácida”, sin que haya pasado nada.
“La ley internacional establece la obligación de parte del estado de prevenir estos ataques, proteger a las víctimas, castigar a los responsables y proveer una indemnización a aquellos afectados”, sentencia la organización Acid Survivors Trust Internacional (ASTI).
Esta es la segunda iniciativa de reformas que lleva nombre de mujer, antes fue la “Ley Olimpia” para tipificar y castigar la violencia digital, por la publicación de fotografías y vídeos íntimos. Tienen nombre de mujer (al margen del nombre que se le ponga) porque son mujeres quienes las impulsan, son mujeres quienes han sido mayormente agredidas. ¿Cuántas víctimas más se necesitan para que se garantice su protección?
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