De forjador de la alternancia a Puente Grande
Por la gravedad del hecho y por significar la primera agresión física contra la actividad periodística en la historia reciente de Jalisco, el claro atentado (que nunca un asalto como quisieron minimizar las autoridades estatales y federales) que sufrió la respetada colega Susana Carreño en Puerto Vallarta, fue la prioridad informativa del viernes pasado. La buena noticia es que la también directora del Canal 44 de la Universidad de Guadalajara en ese municipio, pese a las letales heridas que le provocaron sus agresores, evoluciona favorablemente, está fuera de peligro, y decidida a exigir que se llegue a la verdad de lo que le pasó, como si fuera uno más de sus trabajos periodísticos.
Por esta razón, este nuevo sobresalto de inseguridad y violencia en el paradisiaco Puerto Vallarta, donde paradójicamente hay una fuerte presencia del crimen organizado, pero es el municipio cuya población tiene la menor percepción de inseguridad, hizo que pasaran desapercibidos otros hechos de relevancia ocurridos ese mismo día.
Destaca entre ellos la detención de Raúl Octavio Espinoza, acusado de falsificar documentos para tratar de arrebatar un terreno valuado en mil millones de pesos en la zona hotelera de Puerto Vallarta al Instituto de Pensiones de Jalisco (Ipejal). Además de lo que representa el personaje detenido, el caso llama la atención porque contrario a lo sucedido por años en esta institución, el actual director, Héctor Pizano, y su contralor Raúl Gutiérrez, parecen estar decididos por fin a empezar a denunciar algunas de las muchas irregularidades que han puesto en riesgo los ahorros de los servidores públicos estatales.
Empezamos hoy por el personaje detenido. Y es que no sólo se trata del primer secretario de Gobierno de una administración no priista en Jalisco, sino el principal impulsor de Alberto Cárdenas Jiménez a la candidatura panista por la gubernatura, que ganaron contra todo pronóstico en febrero de 1995, en lo que fue la primera alternancia política en la entidad.
Espinoza Martínez convenció al entonces poco conocido pero eficaz alcalde de Ciudad Guzmán a competir por la candidatura panista. Cuando se registró como precandidato el zapotlense fue subestimado por las grandes figuras del PAN Jalisco, que daban por un hecho que Gabriel Jiménez Remus, por su destacada trayectoria sería el abanderado blanquiazul, y que ganaría de calle la elección interna.
Para sorpresa de propios y extraños, la operación político-electoral de Raúl Octavio hizo que el político novato le ganara, primero, al experimentado panista, y ya como candidato en la elección constitucional al también político priista de larga trayectoria, Eugenio Ruiz Orozco.
Por eso, de resultar culpable Raúl Octavio pasaría de ser uno de los forjadores claves de la primera alternancia PRI-PAN en la década de los noventa, a convertirse en un preso por tratar de cometer un fraude a Pensiones.
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