¿De dientes para afuera o de comisiones para adentro?
Es la pregunta del millón ahora que, una semana después de que se diera a conocer públicamente el caso, se hayan generado avances sobre la denuncia de acoso sexual que colocó bajo la lupa al alcalde de Tototlán; son ya nueve los integrantes del Ayuntamiento quienes han solicitado la destitución de Sergio Quezada Mendoza, y el tema ha estado incluso en circulación nacional. Muy bien por quienes apuraron las acciones para proteger a la joven víctima, ¿pero qué sucede con todas las demás?, con todas esas mujeres que también han sido víctimas de algún abuso, del carácter que sea, por un servidor público o no.
Quizá este caso, en el umbral del proceso electoral que se vivirá este año, requería que la respuesta fuera inmediata y viral, caso contrario al de violencia del alcalde de Zapotlanejo, Héctor Álvarez Contreras, que en diciembre de 2019 golpeó a una mujer en la vía pública y en julio del año pasado agredió verbalmente a la regidora priista Refugio Camarena Jáuregui.
Las primeras acciones se esfumaron; las de carácter político siguieron su curso hasta el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, pero ni siquiera eso alcanzó para movilizar una sanción para el alcalde más allá de la exigencia de una disculpa.
Queda claro que los tiempos sí importan, y en este clima de precampañas una limpieza de imagen es lo que le urge a los partidos políticos. En los últimos días las opiniones surgieron en todos los ámbitos entorno a la defensa a las víctimas de violencia reprochando las acciones de Quezada Mendoza, sin embargo se extrañó la misma energía hacia Álvarez Contreras, integrante del partido Movimiento Ciudadano, para quien en el Congreso del Estado en su momento sólo se comentó que si alguien se dolía de vivir violencia por parte de él lo denunciara. Palabras poco afortunadas para quienes consideran que este año es el año de las mujeres y forman parte de la misma organización política.
Caso contrario de integrantes de otros partidos que intentan enfocarse en avanzar a favor de la protección a los derechos de las mujeres impulsando iniciativas como la Ley Olimpia, en vigor desde septiembre del año pasado; un registro estatal para agresores sexuales, en noviembre del año anterior; así como la promoción de masculinidades no tóxicas que incorporen la perspectiva de género en las investigaciones de la Fiscalía. Acciones intramuros que pueden generar grandes cambios.
Es verdad que este es el año de las mujeres, éste y todos los demás, por ello las acciones deben ser enérgicas siempre, con todos los recursos que se tengan al alcance, políticos y sociales, con todas las movilizaciones pertinentes y con todos los colores necesarios para que los índices de violencia no se queden en números fríos activando una estadística. De la política al parasitismo a veces solo hay un paso.