De Miramar a las Villas Panamericanas
En julio del año pasado, en la temporada de lluvias, sobrevino la tragedia en Miramar cuando se desbordó un canal, afectando principalmente a las casas que indebidamente estaban construidas en el cauce de ese afluente.
Los lodos de años de corrupción que permitieron esas edificaciones invadieron y arrebataron todo su patrimonio a al menos 66 familias cuyas casas quedaron inhabitables y a cientos más de la colonia Miramar y más de una treintena de colonias ubicadas en la parte baja del cerro del Colli y La Primavera, luego de varias trombas en esta zona del municipio de Zapopan.
Tratando de evitar que esa tragedia se repita, el gobierno federal, a través de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), el gobierno estatal y el municipal, tomaron la muy dura decisión de demoler al menos 70 casas que se fueron acumulando por décadas invadiendo el cauce del conocido como “Arroyo Seco”.
Lo llamaron el operativo preventivo “Miramar a Salvo” y que se realizaba “para proteger la vida, integridad y bienes de las personas ubicadas en zonas de riesgo”.
Desde luego esta acción fue desgarradora para las familias que vieron cómo derribaban las fincas que fueron su hogar por años. Más aún porque denunciaron que nunca fueron notificados y sus pertenencias las tuvieron que sacar en minutos a la calle, ya que de lo contrario los amenazaban con tirarlas con las cosas adentro, según denunciaron. Queda claro, pues, que este impacto doloroso pudo ser menor con una buena dosis de tacto que no existió por parte de las autoridades.
Además de eso, estas mismas instancias están obligadas a probar la ilegalidad de esas construcciones y a ir por los responsables que en su momento les vendieron y por los funcionarios que permitieron su edificación, pero sobre todo a realizar acciones tan contundentes como lo hicieron en Miramar, en otros muchos puntos del Área Metropolitana de Guadalajara donde también construyeron donde no se debía, y donde no sólo ponen en riesgo su vida sino la calidad de vida de toda la comunidad por invadir zonas protegidas o de recargas acuíferas.
El ejemplo más claro de que los gobiernos actuaron con criterios distintos, y la aplicación de la Ley fue selectiva y no general como obliga la Constitución, es que la popular colonia Miramar se le aplicó todo el rigor legal, que nunca se atrevieron a aplicar en las Villas Panamericanas u otras zonas residenciales que para su construcción se tuvieron que desviar ríos y arroyos.
Por eso la pregunta es: ¿después de Miramar, qué sigue, para demostrar que los golpes de autoridad no sólo se ejercen sobre los más débiles?
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