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David Benavidez, de los retos a las súplicas

Los periodistas preguntaban al monstruo sagrado, Salvador Sánchez, su opinión de las declaraciones de la leyenda puertorriqueña, Wilfredo Gómez, quien se había dedicado a pronosticar que derrotaría al nacido en Santiago Tiangustenco. La respuesta de "Sal" siempre fue la misma: "Hablaré en el ring".

Salvador Sánchez noqueó a Wilfredo Gómez, así defendió con éxito su campeonato mundial pluma CMB en Las Vegas en 1981. Acontecimiento que reunió a dos de las escuelas boxísticas más importantes del mundo, para enfrentar a los mejores exponentes pluma y súpergallo de su tiempo.

La leyenda de Santurce, Puerto Rico, con un historial invicto en los cuadriláteros, noqueó a varios adversarios mexicanos, la mezcla para el coctel que hizo explosión en gigantesca mercadotecnia. Debió ser El Más Grande, Muhammad Ali, quien inauguró la nueva era de la mercadotecnia en el boxeo, sus geniales comentarios se transformaron en taquillazos.

Una escuela que la industria del boxeo ha trabajado por mantener. Vinieron después los Ray "Sugar" Leonard, Héctor "Macho" Camacho, Jorge "Maromero" Páez, quienes con boxeo de calidad y espectaculares declaraciones, se convirtieron en fenómenos.

Saúl "Canelo" Alvarez, muchacho de opiniones mesuradas en Guadalajara, se transformó para hacer declaraciones que se alojaron en el corazón del mercado de ascendencia mexicana en Estados Unidos. Mercadotecnia que debió construir convenientemente el promotor Oscar de la Hoya, la que resultó también negocio exitoso para Saúl Alvarez.

El estadounidense David Benavidez ha querido integrarse a este mundo, le ha resultado inaccesible. Con el sobrenombre "El monstruo mexicano", inició su escalada para ganar más simpatías de sus paisanos, son los que crean los fenómenos. Sí produce ventas, pero es negocio pequeño comparado al del gigante comercial.

La expectación que causó el nacido en Phoenix con los constantes retos al campeón mundial súpermediano CMB, AMB, FIB, OMB, surtieron efecto, un sector de los aficionados pedían el encuentro. Las respuestas de "Canelo" provocaron que creciera el número de simpatizantes para Benavidez, y posicionó mejor su marca, una mina de oro que debe explotar ante otros adversarios.

Hoy Benavidez se ha equivocado, qué decir de su equipo de trabajo, de los retos pasó a las súplicas para que el boxeador tapatío lo voltee a ver, lo que no le ha gustado a su nuevo público, ya no quiere que los represente, empezarían a dejar de seguirlo... Y por ahí estaré atisbando.  

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