David Beckham, el primer “influencer” del futbol
Hoy David Beckham celebra 44 años. El inglés dejó el futbol activo en 2013, pero fue un pionero de la era actual del deporte, en la que la imagen fuera del campo es tan importante como las acciones dentro de él.
Beckham comenzó a hacerse notar en el Manchester United bajo el mando de Sir Alex Ferguson, quien lo considera como un hijo y le dedica un capítulo entero de su autobiografía.
Eso no quiere decir que la relación entre ambos fue precisamente tranquila. El amor de Beckham por la moda irritaba tanto a Sir Alex que obligó al jugador a raparse un peinado estrambótico justo antes de un partido.
Cuando el Real Madrid de los “Galácticos” comenzó a tentar a Beckham, su rendimiento bajó en el United, y el entrenador no se lo perdonó. En una derrota contra el Arsenal el jugador descuidó sus deberes defensivos, ganándose un reclamo en el que se llevó un golpe accidental encima del ojo.
“Decepcionaste a tu equipo”, le dijo Sir Alex, una frase que tal vez dolió tanto como el golpe.
Después de su salida del Manchester United, el glamour parece convertirse en uno de los criterios que guían la carrera de “Becks” y juega en ciudades que son también capitales de la moda: Madrid, Los Ángeles (pensando ya en una carrera cinematográfica), Milán, París.
Beckham fue uno de los primeros atletas en hacer un uso ostensible de los tatuajes, que ahora son parte de la equipación básica del futbolista promedio. Para “Becks”, cada tatuaje marcaba una nueva etapa de su carrera, y el que se hizo antes de pasar al Galaxy de Los Ángeles (“Que me odien con tal que me teman”) incluso fue tema de discusión periodística.
Los destellos de la vida del futbolista, casado con la cantante pop Victoria Beckham, amenazan con opacar el brillo de un talento genuino y una pierna derecha para enmarcar que le valieron 22 títulos y un segundo lugar en la votación para el Balón de Oro de 1999.
Beckham no era sólo lujo superficial. En el Milán sorprendió al hosco Rino Gattuso, que alabó su dedicación, aunque no por eso dejó de incluirlo en la lista de futbolistas más vanidosos con los que jugó.
El amor de Beckham por la belleza terminó convirtiéndolo a él mismo en el objeto de una obra de arte. Cuando una ruptura del tendón de Aquiles acabó con sus posibilidades de participar en el Mundial de 2010, la reconocida poetisa escocesa Carol Ann Duffy le dedicó un poema en el que lo comparó con el héroe griego que da nombre a la lesión: “Pero cuando vino Odiseo/ Con una complexión de atleta, una espada, un escudo/ Él lo siguió al campo de batalla/ ante el rugido de la multitud/ Y era deporte, no guerra,/ Su pie encantado sobre la pelota.../ Pero entonces su talón, su talón, su talón...”.
Si la poetisa ve en Beckham una versión contemporánea de Aquiles, la comparación con Narciso parece igualmente tentadora. De cualquier modo, “Becks” es una personaje imprescindible en la mitología del futbol actual.