Ideas

Daniela Liebman, hacia la cumbre

Pues sí: es posible que aquella niña pizpireta que debutó hace diez años en el Teatro Degollado (“Un cachito de cielo”, dijo alguna crónica del evento) y a la que el público tapatío ha visto crecer como mujer y como artista, ya sea la mejor pianista mexicana de la actualidad...

Daniela Liebman, en efecto, ya compite por la plaza que en años recientes fue de Eva María Zuk y Luz María Puente, entre otras excelentes concertistas mexicanas. Ya dirá el tiempo si se alinean las estrellas para que alterne con Yuja Wang, Alice Sara Ott, Ekaterina Mechetina o Alexandra Dovgan, y aun si alcanza los niveles de Martha Argerich, Maria-Joao Pires, Mitchuko Uchida y demás en las ligas mayores de la música.

Por lo pronto, el jueves, en el primer concierto de la Primera Temporada 2023 de la Orquesta Filarmónica de Jalisco, Daniela -más el excelente programa confeccionado para la velada- no sólo llenó sala y palcos del Degollado, sino que evidenció la madurez que, en plena y esplendorosa juventud, ha alcanzado ya. Su desempeño, tanto en el hermoso Concierto para Piano y Orquesta en La menor, Op. 7, de Clara Schumann, como en el encore que obsequió a la concurrencia, fue convincente: sendas exhibiciones de capacidad técnica, sensibilidad y virtuosismo, sin incurrir en ninguno de los vicios del manierismo.

Desde los vigorosos acordes iniciales en la exposición del primer tema, hasta los apacibles pasajes de la romanza, pasando por el encantador diálogo del piano con el violoncello en el segundo movimiento, y nuevamente las exigencias virtuosísticas del final de la obra (con un excelente respaldo, por cierto, del ensamble dirigido por su titular, José Luis Castillo), Daniela demostró que no hay mejor fórmula para el éxito, que la suma de talento y disciplina.

El complemento del programa -confeccionado con indiscutible buen gusto, reiterémoslo: quizás el mejor de toda la temporada- tampoco tuvo desperdicio: la Obertura Trágica Op. 81, de Brahms, tuvo una lectura pulcra que permitió apreciar la profundidad de la melodía, la soberbia orquestación y la maestría del contrapunto de la partitura. Y la Sinfonía No. 4, Op 120, de Robert Schumann, que cerró la audición, fue irreprochable: respetuosa del tempo y las dinámicas.

El programa, como de costumbre, se repite este domingo, en la misma sala -previsiblemente con lleno absoluto nuevamente-, a partir de las 12:30 horas.

jagelias@gmail.com

Síguenos en

Temas

Sigue navegando