Curarse en salud
El nuevo coronavirus llegó a México el viernes, justo el día que el Gobierno de Jalisco eligió para anunciar una agresiva campaña contra el dengue –¿un año y 49 muertes después?– que además inicia con un repunte de casos este 2020.
Pese a la falta de timing –los malpensados aseguraban que, bajo esa lógica, en un año iban a presentar la campaña contra el coronavirus–, pero la autoridad estatal reaccionó y el sábado lanzó un plan de acción ante el COVID-19.
Según la Organización Mundial de la Salud, esta potencial pandemia requiere además de campañas contra la desinformación y la psicosis pues el virus aún no es un problema en Jalisco y ya no hay cubrebocas en las farmacias, además de que brotó un mercado negro de vivales que los venden más caros.
Por si fuera poco, ya sumamos 27 decesos por influenza y el desabasto de medicamentos es un problema nacional que algunos auguran se agravará en las próximas semanas. Y de las reglas de operación del Insabi, nadie “insabi” nada.
El panorama es de pronóstico reservado.
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Hoy arranca la venta de boletos para la (no) rifa del avión presidencial. De acuerdo con boleteros de la Lotería Nacional en Jalisco, en el Estado esperan vender hasta 200 mil cachitos de a 500 pesos.
El sorteo se realizará el 15 de septiembre y el premio mayor para un afortunado sería de 20 millones de pesos. Vamos a ver si el Presidente logra su cometido y obtiene respuesta de los mexicanos.
Entre el paro de mujeres para el nueve de marzo, el desabasto de medicamentos y el nuevo coronavirus, la conversación en torno a la (no) rifa del avión presidencial ha quedado opacada. No pasa de que el Presidente nos regañe en la mañanera por abordar otros temas más importantes que su rifa.
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Por cierto, ¿estaremos ante un punto de quiebre en la popularidad de Andrés Manuel López Obrador?
El fin de semana, en una visita a su tierra natal, en Tabasco, un mitin pareció que se le salía de control ante los gritos y abucheos de la gente al gobernador tabasqueño y presidente municipal de Macuspana. Tuvo que regañar a los pobladores a tal grado que amagó con terminar su mitin y se le vio visiblemente molesto.