Cuestión de semántica
Pornografía, abuso y explotación sexual son palabras fuertes que envilecen al depredador, enriquecen al distribuidor y lastiman a la víctima, más todavía cuando se trata de un menor. Es común escuchar el concepto de pornografía infantil cuando de contenido sexual en video o imágenes de menores de edad se trata; sin embargo, para que todos dimensionemos la gravedad del problema, el concepto debería cambiar en la conciencia colectiva.
La pornografía es una industria que, para evitar problemas legales, se realiza entre mayores de edad de forma consensuada y bajo contrato; pero cuando es un menor el implicado, salta de la pornografía al abuso o explotación infantil y entra en la dimensión de un delito. Es mucho más que semántica, es un problema social en ascenso.
México se encuentra entre los países con mayor índice de producción de contenido sexual infantil en el mundo y aunque su distribución también es local, en su mayoría se comercializa en otros países, por lo que las denuncias al respecto con las autoridades mexicanas, en el mejor de los casos, pueden bloquear el contenido en territorio nacional, pero se conserva disponible en otras latitudes.
Para hacer que esas imágenes salgan definitivamente de la red surge Te Protejo México (www.teprotejomexico.ong), un organismo encargado de recibir reportes sobre contenidos de abuso y explotación sexual infantil para rastrearlo e inhabilitarlo de las plataformas disponibles a nivel global por el vínculo que tiene con INHOPE, una organización internacional que financia la creación de líneas de denuncias en países emergentes. Sus analistas, capacitados por la Interpol, se encargan de evaluar cada imagen y cada video denunciado, para darle el tratamiento correspondiente, vincularlo a la red internacional y así pueda descartarse de forma sistemática en todos los países. Y ese es un primer gran paso para no revictimizar a los menores.
Pero, ¿quién protege a un niño de sus propios padres o de ellos mismos? Es impensable, sin embargo, Daniela Calvillo, coordinadora de Te Protejo México, menciona que incluso se han identificado contenidos de explotación sexual infantil que los propios padres captaron y distribuyeron para solventar los gastos familiares al quedarse sin empleo durante la crisis económica generada por el COVID 19.
El peligro es latente y está en casa, al otro lado de la conexión que un menor pueda tener a través de un dispositivo móvil con un depredador sexual que, a través de perfiles falsos, busca un vínculo virtual para intercambio de imágenes íntimas y en el peor de los casos llegar al contacto directo que puede derivar en un abuso. El último año ha sido particularmente alarmante, ya que los niños y adolescentes estuvieron más tiempo frente a las pantallas de los dispositivos debido al confinamiento.
Por ello es imprescindible que un adulto supervise los contenidos que comparten los menores, y en caso de tener la sospecha de un abuso o explotación denunciarlo en la plataforma de Te Protejo México para generar una investigación que vigile la integridad de una posible víctima.
Proteger la infancia es una tarea de todos, seamos padres, madres, tutores, profesores o no, todos como sociedad y autoridades tenemos una responsabilidad con los niños, niñas y adolescentes para mantenerlos seguros incluso de ellos mismos.