¿Cuánto le cuesta la inseguridad a México?
El Inegi publicó esta semana su Encuesta Nacional de Victimización de Empresas y pone una cifra: 124 mil 300 millones de pesos en 2023, algo así como el 0.5% del PIB. El número me pareció muy bajo y busqué otras fuentes. Encontré el trabajo del Instituto para la Economía y la Paz, un think tank global. Me fui de espaldas: 4.6 billones de pesos, equivalentes a 18.3% del PIB.
Entre ambas estimaciones hay una enorme diferencia. Una es 37 veces mayor que la otra. Es obvio que el Inegi y el Instituto para la Economía y la Paz (IEP) no están midiendo lo mismo, ni lo están haciendo de la misma forma. El Inegi mide el costo de la inseguridad para las empresas. El IEP se refiere al costo social de la violencia.
Más allá de metodologías, tenemos el desafío de medir un fenómeno que tiene una cifra negra superior al 90%. La inmensa mayoría de personas no denuncia. Las empresas lo hacen, en menos de 10% de los delitos que sufren. Hay miedo y desconfianza. Tienen todas las razones del mundo para desconfiar cuando se trata de entregar información sensible, por ejemplo, cuál es el tamaño del daño económico que sufrieron en un incidente y cuánto han invertido en medidas de seguridad.
Con todo y el subregistro de las denuncias, en la encuesta del Inegi son 27% de las empresas las que reconocen que tuvieron algún incidente. Eso quiere decir 1.3 millones de unidades económicas. Son más de 3,000 empresas “atacadas” por día, 125 por hora, 2 por minuto. Insisto: hay que tomar en cuenta que hay subregistro y así tenemos que hay un ataque a empresa cada 30 segundos. Me llama la atención en la encuesta del Inegi que no aparece la ciberseguridad en el top 3 de los incidentes que padecieron las empresas. Están las extorsiones, el robo de mercancía y el robo hormiga.
¿Por qué me parece que el costo económico de la inseguridad que estima el Inegi es demasiado bajo? El 0.5% del PIB significaría que la inseguridad cuesta en promedio el equivalente a un día laboral por año. En otras palabras, que una empresa solo necesitaría trabajar uno o dos días adicionales para recuperar lo que perdió en un “incidente”.
Mi desconfianza del dato va más allá: los costos económicos de la inseguridad van más allá de lo que les cuesta a las empresas. Es un problema social que les pega a familias e individuos (las empresas no llevan un registro de los daños patrimoniales que sufren sus empleados).
La inseguridad es el problema que más preocupa a los mexicanos. En septiembre de 2024, 58.6% de la población mayor de 18 años consideraba que era inseguro vivir en su ciudad, según el Inegi.
¿Cuánto le cuesta a cada familia tomar medidas para reforzar su seguridad? En algunos casos se trata de inversiones en candados, sistemas de alarmas. Cambios de rutinas. También hay medidas más extremas como abandono de domicilio y nueva ciudad de residencia.
El costo de la inseguridad no es el 0.5 del PIB. Tampoco es el 18 por ciento. No sé cuánto es y no es un asunto pequeño como para resolverlo con adivinanzas. ¿Qué les parece si les pedimos a los legisladores más presupuesto para medirlo mejor?
¿Cuál es el precio que pagan algunos grupos vulnerables por la violencia? En lugares con alta inseguridad, hay una reducción de la participación económica de las mujeres. Hace falta medirla, pero existe, dice el FMI. En ese sentido, la inseguridad es un factor que profundiza la desigualdad. Pega más a las mujeres y a las unidades económicas de menor tamaño. Un negocio pequeño es entre cuatro y seis veces más vulnerable que un negocio mediano o grande.
Quiero referirme al trabajo del Instituto para la Economía y la Paz. Es un think tank con sede en Australia, que no tiene fines de lucro. Su estimación, que lleva hasta el 18% del PIB llega a una cantidad tan alta porque mide el costo de la inseguridad y la violencia. Contrasta “la realidad” con una situación de paz “ideal”.
En este caso, estamos en el otro extremo respecto al trabajo del Inegi. El número es altísimo porque en la estimación se trabaja con la cuenta más amplia posible de los costos. No está mal, pero es deprimente. Nos recuerda que hay que ponerle número a lo que la inseguridad y la violencia nos cuesta en salud mental, inversiones de empresas no realizadas, pérdida de capital humano por homicidios o desapariciones, poblaciones semiabandonadas, etcétera.
lmgonzalez@eleconomista.com.mx