Cuando la vida cambia
La vida siempre está en continuo movimiento, ni siquiera de un día a otro se detiene; aunque en ocasiones son tan imperceptibles sus cambios que no nos damos cuenta.
En cambio otras veces los cambios son tan intempestivos que nos atrapan por sorpresa y de momento no tenemos claro cómo afrontarlos y enfrentarnos a ellos.
Mirar hacia el pasado,
Es el primer impulso, pero no es precisamente fácil:
Cuando los recuerdos duelen en lo más íntimo del ser, unos porque dejaron alguna cicatriz; otros porque aun siendo hermosos, ya no están, y sabemos que nunca más podrán volver.
Cuando lo inconcluso es un reproche muy profundo si por negligencia o descuido se quedó inacabado.
Cuando los deseos ya no encuentran en dónde apoyarse ni dónde sustentarse para poder vivir, crecer y realizarse…
Y sin querer o no, también volvemos la mirada
Hacia un futuro que se desdibuja o que a veces toma formas fantasmales:
Cuando los planes, proyectos se derrumban dejando bajo sus escombros todas las ilusiones
Cuando y parece que se cierran todos los caminos y no sabemos si mañana saldrá de nuevo el sol.
Por eso en el presente,
Cuando los problemas parece que se agrandan y se multiplican y a veces se agudizan con reproches,
Cuando la inseguridad y la pobreza asoman en el horizonte como sombras.
Cuando la salud se deteriora y la enfermedad lastima el cuerpo físico, pero más hondamente todavía duele en el alma.
Cuando la espera se prolonga como algo interminable y no sabemos hasta dónde va a llegar...
Es el momento oportuno de retomar con fuerza entre las manos
Nuestro Hoy, que nos llama a ser solidarios.
Dándole un nuevo giro, con impulso y sin miedo porque dicen los sabios “que no hay mal que dure cien años… ni espalda que los soporte…”
Pero sí dependerá de una actitud optimista esperar que “después de la tormenta, brille más claro el sol”.
Y después, cuando todo pase, los que habrán logrado llegar a la otra orilla, podrán con algunos despojos, construir un mundo nuevo recordando con gozo a quienes no lograron llegar, pero que supieron infundirles la fe y mantener viva la Esperanza.
Por eso es el momento en que tenemos que tomar conciencia y poner de nuestra parte todo aquello que
puede ser beneficio, atención, cuidado en bien propio y de los demás, cercanos o lejanos, conocidos o no, presentes o ausentes.
Dios nos ayude, nos guíe y nos ilumine con su Amor que es nuestra estrella.