Ideas

¿Cuál es la vivienda que deberá llegar?

Todas las variables deberán de ajustarse ante las condiciones sanitarias actuales y futuras. La vivienda convencional, sujeta a los esquemas financieros, territoriales y espaciales ya conocidos es simplemente obsoleta. Están por definirse los nuevos parámetros. Pero es claro, desde ahora, que se requerirán, por ejemplo, muchos más metros cuadrados de áreas verdes por habitante. El famoso 16% del área a desarrollar destinado a esos fines deberá de incrementarse significativamente. Y no es una cuestión exclusivamente de cantidad: la calidad de esas áreas es central.

De acuerdo a los datos del Infonavit, comunicados el pasado enero, existen 650 mil viviendas abandonadas en México. De ésas, 70 mil corresponden a Jalisco. Por otra parte, la Canadevi sostiene que en Jalisco existe a la fecha un déficit de 280 mil viviendas.

O sea, que de cuatro viviendas que se necesitan (déficit) una ya está construida (abandono). De allí que pueda plantearse una reducción del 25% del déficit de vivienda en Jalisco al corto plazo. Habría que tomar, eso sí, medidas radicales, de fondo.

Tomar cada uno de los “desarrollos” con mayor índice de abandono (cuando no de abandono total) y efectuar un replanteamiento radical de sus condiciones físicas. Reducir la huella total de las edificaciones. Demoler el mayor porcentaje posible de viviendas en mal estado; buscar la densificación vertical de manera adecuada y conservar un número viable de viviendas por desarrollo; destinar todo el suelo liberado a áreas verdes y de recreación.

Lo anterior en términos puramente de cuantificación de viviendas contra áreas verdes. Será necesario establecer, frente a la crisis del COVID-19, nuevos parámetros en cuanto a esponjamiento de las viviendas y en cuanto a calidad y especificaciones de las áreas comunes y verdes.

Parte igual o más importante de la reconversión de que se habla es la transformación de la índole de los desarrollos por sí mismos. Son ahora, en su mayoría, “cotos” encerrados que imitan muy precariamente los desarrollos de esos tipos destinados a sectores con mayores ingresos. Esto ha conducido a simples agrupaciones amuralladas de viviendas sin servicios, infraestructuras, transportes y usos mixtos necesarios. Y con una muy deficiente seguridad.

Para utilizar términos provisionales, todos estos “desarrollos” deberían reconvertirse en barrios orgánicos, estructurados en sí mismos y respecto al resto de la ciudad de manera satisfactoria. Una herramienta a construir: un verdadero índice de habitabilidad, tanto en el nivel de la casa individual como en el del barrio.

Imagen objetivo: Barrios con la densidad que los vuelva financieramente viables, con la conformación que los haga sostenibles en todos los renglones. Viviendas con espacios verdes particulares, esponjadas respecto a las demás, con acceso a amplias superficies jardinadas y abiertas. Barrios resilientes al COVID-19 y a otras amenazas.

Obviamente, este objetivo pasa por múltiples estudios financieros, legales, técnicos, urbanos, arquitectónicos. ¿Qué se espera para hacerlos, ahora que son urgentísimos? Sobre todo: es indispensable una contundente voluntad política que eche a andar la iniciativa.

Síguenos en

Temas

Sigue navegando