Creencias heredadas
Hay ciertos patrones que se repiten a lo largo de la historia en diferentes ámbitos, tales como la religión o la filosofía. Si bien una máxima para entender nuestro entorno es que la única permanencia es la impermanencia, resulta interesante estudiar dichos patrones perennes para saber qué aspectos retomamos de culturas pasadas. Tomemos como ejemplo la filosofía griega y su inherencia en varias prácticas actuales. Veamos.
Los griegos contemplaban el alma como inmortal. Los griegos consideraban que para poder purificar el alma se debía llevar una vida ascética, esto es: una vida dentro de la cual se encuentre presente la abstinencia de placeres materiales y la modestia. Para ellos, lo que sus dioses señalaban representaba la última palabra. Creían que sus deidades tenían una apariencia humana, eran inmortales y tenían poderes que sobrepasaban el entendimiento humano. A su vez, recibían ofrendas por medio de sus templos y celebraran fiestas para conmemorarlos.
En cuanto a la filosofía griega, específicamente si nos enfocamos en Sócrates, se partía de una tendencia a la búsqueda del bien, dentro de la cual era imperativo que uno se conociera a sí mismo. Estas filosofías contemplaban que el amor unía a los hombres con lo “divino”. Por su parte, Aristóteles pensaba que el alma es un acto anterior a un cuerpo natural mientras el cuerpo es la materia y consideraba que la vida es el resultado de un aprendizaje constante.
Varios de los anteriores aspectos están claramente presentes en nuestra actualidad y representan enseñanzas y conductas eternas dentro de cualquier civilización. Como los griegos, la mayoría de la población mexicana actual considera que si bien el cuerpo es mortal, en el momento que alguien muere, podrá ir al cielo o al infierno dependiendo de su conducta en vida. Asimismo, el cristianismo comparte la abstinencia de varios placeres materiales y reitera constantemente la virtud por medio de la prudencia y la moderación, asemejándose a un pensamiento estoico. Finalmente, nuestra civilización retoma la idea de que aunque el ser humano es imperfecto y peca constantemente, más allá de cualquier religión puede reivindicarse y aprender de una manera constante.
Podemos entender que se han retomado elementos de la cultura griega en nuestra actualidad. Estas creencias heredadas no se acotan meramente a una religión, sino que representan un modus vivendi y ejemplifican la imperiosa necesidad del ser humano de llenar lagunas intelectuales y creer en algo. Miles de años después, resulta interesante hacer una reflexión sobre estos pensamientos retomados para reconfigurar a nivel personal aquello que nos resulte útil y separarlo de lo que no lo sea. Sin plantear si estos aspectos son correctos o incorrectos, es indiscutible que su presencia no se ha desvanecido y probablemente no se desvanecerá.