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Coordinación y gobernanza: el reto de las metrópolis en México

Ante los desafíos urbanos que se viven en materia de movilidad, gestión de residuos, ordenamiento territorial o cambio climático, el reto institucional de las metrópolis está en encontrar una manera en la que los municipios puedan coordinarse bajo una misma lógica de ciudad. Para eso necesitamos discutir sobre los mecanismos actuales, tanto legales como programáticos, que facilitan o imposibilitan la definición de modelos de gobernanza para la gestión de nuestras zonas metropolitanas.

Las metrópolis conforman un territorio expandido que creció desordenadamente. Integradas por diversos municipios e instancias políticas que comparten estrechas relaciones de interdependencia en lo físico, económico, social, y ambiental, la complejidad de su gestión se debe a los efectos de su dinámica urbana que ocasiona que los problemas traspasen los límites territoriales de cada municipio y demarcaciones políticas de los gobiernos vinculados entre sí.

Considerando esta fragmentación en su composición política, si queremos alcanzar un desarrollo metropolitano sostenible se debe apostar por la cooperación entre los diversos territorios que conforman las zonas metropolitanas.  Los costos de una falta de coordinación tienen un impacto en la calidad de vida de las personas que habitan las metrópolis. Directa e indirectamente hemos experimentado lo que pasa cuando los municipios no se coordinan o no cooperan entre sí. 

Lo frustrante que resulta ser que, cruzando de una calle a otra, las reglas han cambiado. Que los servicios públicos, los equipamientos, la cobertura de transporte, el manejo de los residuos, la seguridad o los trámites administrativos (permisos mercantiles), pueden llegar a ser diferentes en cada uno de los municipios o demarcaciones territoriales de una misma ciudad ante una falta de coordinación de buscar una ruta común para gestionar la ciudad.

Alcanzar una coordinación efectiva entre los gobiernos municipales y estatales de una misma zona metropolitana, es un tema pendiente y aún sin lograrse en México. Poniendo por delante la autonomía municipal y sin apertura a buscar soluciones conjuntas, las zonas metropolitanas carecen de modelos de coordinación y gobernanza que a la par de que se respete su autonomía, se alcancen acuerdos de cooperación como parte de una suma de voluntades que permitan establecer los criterios mínimos para mejorar la gestión de la ciudad.

Para que esto no siga sucediendo, es importante modificar el Artículo 115 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, estableciendo la obligación de coordinación entre municipios, incluso de distintos estados, que integran las Zonas Metropolitanas del país, de tal forma que éstas puedan funcionar con la lógica de una metrópoli en materias relevantes de tratar en conjunto.

Los beneficios de la coordinación y gobernanza común son muchos, de estos y de cómo hacerlo hablaré en mi próxima colaboración.

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