Ideas

Conspiraciones y racionalidad

Una teoría conspirativa la podemos entender como una tentativa para explicar una práctica o una serie de eventos haciendo referencia a maquinaciones secretas de gente poderosa. Dentro de su libro, Conspiracy Theories and Other Dangerous Ideas, Cass Sunstein se pregunta por qué hay gente culta y racional que tiende a creer teorías conspirativas que en muchos casos resultan ser irracionales.
Sunstein señala como ejemplo una encuesta del 2013 que se realizó en Estados Unidos, dentro de la cual 37% de los participantes concluyeron que el cambio climático no existe y 21% señaló que el gobierno estadounidense está ocultando evidencia de la existencia de alienígenas. Adicionalmente, en una encuesta elaborada en el 2004 por Zogby International, 49% de los residentes en Nueva York consideraron que sus gobernantes sabían con anticipación de los ataques del 11 de septiembre del 2001 y fueron negligentes al respecto.

En muchas ocasiones, estas teorías conspirativas surgen y se expanden en un primer momento por la propensidad de una persona a aceptar otras teorías conspirativas y la cantidad de conocimiento y datos empíricos que tengan sobre el asunto específico. La teoría tendrá éxito, sin embargo, dependiendo de cuatro factores principales: la información que se tenga sobre el asunto (I), la reputación de la persona que le transmitió la idea (II), qué tan presente se encuentre el evento en el colectivo imaginario de las personas (III) y finalmente, las emociones que dicha teoría conspirativa le genere a sus receptores (IV).

Vivimos rodeados de especulaciones y conocimientos falsos en cuestiones sociales, políticos, económicos y culturales. Al final del día decidimos creer aquello que consideramos se encuentre mejor sustentado (en estudios o datos empíricos) y en aquello que nos brinde paz y equilibrio. Para el ser humano resulta fácil llenar lagunas cognitivas de eventos inexplicables con respuestas cómodas tales como “todo es un plan de los iluminatis” o “Salinas de Gortari es el que sigue controlando México”. En muchas ocasiones, nos cuesta trabajo aceptar que el mundo que nos rodea es mucho más complejo de lo que alguna vez podremos comprender y que no siempre hay una persona o grupo de personas responsables por cada acontecimiento. Hay cosas que simplemente ocurren que se encuentran fuera del poder humano y no hay intenciones maquiavélicas detrás de las mismas.

No estoy diciendo que todas las teorías conspirativas sean una mentira, pues bien, existen varias que sí resultan ser verdaderas (www.snopes.com es una excelente página para aquellos interesados en comprobar la veracidad de un sinfín de teorías conspirativas). Lo que sí sugiero, es mantenernos escépticos y críticos antes de creer ciegamente todo lo que escuchamos y leemos. AMLO no es Thanos.

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