Compartiendo vivencias
Casi cuarenta años atrás, apareció en mi vida Marta Cuellar Cuevas, que por cierto es mi hija y que nació con discapacidad intelectual, el día de su nacimiento, sin yo merecerlo y sin consulta alguna de por medio, su presencia me inscribió en la lista de los que como tarea de vida debemos bien conducirnos, día a día, en el tanto misterioso cuanto maravilloso mundo en donde habitan todos aquellos que viven con algún tipo de discapacidad, mundo que por cierto aun vive saturado de omisiones, desafíos e injusticias, seres únicos, admirables y pacientes, dueños de las únicas mentes que pueden vivir la realidad sin remordimientos, postura milagrosa en estos tiempos de sociedades confundidas. La inscripción es por cierto totalmente optativa, casos hay en los que la convivencia se torna en suplicio y otros en los que se manifiesta como bendición.
El mundo de la discapacidad sigue su curso entre claros y oscuros, mas de estos últimos, con tristeza y desaliento somos testigos, una y otra vez, que el discurso de la inclusión que manifiestan tanto gobierno como sociedad toma, en mas ocasiones de las deseadas, un giro demagógico y fingido que atropellan la razón y confunde estereotipos.
Con frecuencia, demasiada se podría decir, en los círculos sociales se ha venido instalando una negativa costumbre consistente en disfrazar lo que significa la verdadera inclusión con mascaras de fingimiento, argumentando “causas altruistas”, fenómeno negativo para el colectivo de la discapacidad.
Parafraseando a Machado: “todo pasa y todo queda” en el mundo de la discapacidad “todo pasa y nada queda” los seguimos segregando y al mismo tiempo retrasando el arribo de la justicia, el tiempo pasa, el tiempo corre y el arraigo de una verdadera cultura solidaria esta lejos de adoptarse como forma de vida como parte consustancial al ser humano y no posturas que terminan por ser ilusiones ópticas y/o discursivas.
Una de las tortuosas sendas que queda por recorrer y superar es aquella que a pesar de loas y mas loas a lo que se dice haber alcanzado por parte de cada gobierno y de cada sector social los avances son mínimos, se aprueban leyes se forman instituciones publicas encargadas de la atención y se sigue incrementando el abandono hacia el colectivo de la discapacidad.
Con todo y que los organismos oficiales de censar este colectivo tanto en cantidad como en calidad, la indiferencia en el mejor de los casos, el egoísmo en el peor de ellos, se siguen cerrando puertas que conducen a un estadio mejor de vida y sobre todo al aseguramiento de su atención cuando queden solos.
En cuanto a la postura de la sociedad se viene acostumbrando a invocar la palabra altruismo para justificar exhibicionismos grupales y personales, una especia de falsa filantropía clasista, al que lo dude le basta hojear las páginas de las revistas de sociales para comprobarlo
Época decembrina, tiempo de buenos deseos, de reconciliaciones, de fe de esperanza, pero sobre todo de caridad, caridad convertida en apoyo a los mas vulnerables, buen provisto para 2019 seria conocer, tratar y apoyar a una persona con discapacidad. Felices fiestas.