¿Cómo va el Poder Judicial?
El pasado 14 de septiembre escribí tanto (Futuro del Consejo de la Judicatura Federal) sobre el futuro del Consejo de la Judicatura Federal (CJF), como de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Desde entonces ya se han cumplido algunas etapas. El ministro Cossío Díaz fue sustituido por el ministro González Alcántara. Y apenas el pasado jueves, la ministra Luna Ramos intervino por última vez en la sesión del pleno de la SCJN (11 integrantes). Su sustitución la veremos en breve. Será también una mujer.
De Margarita Luna Ramos extrañaré -difícil me fue escoger de entre tantas de sus virtudes-, su manera de exponer las cosas. Admiración y afecto personal aparte, quizá sea la más didáctica de todos los ministros habidos durante mi ejercicio profesional.
El Presidente manda a tres candidatos para formar parte de la Corte para decir por el Senado. Y es normal y entendible, -aunque criticable por muchos-, se busque afinidad política con el Presidente, cuando se ha llegado al extremo de buscar usarlos como moneda de cambio. Negarlo es muy sencillo, pero ha ocurrido en casi la totalidad de los casos. Es curioso. La opinión pública legal, respecto por ejemplo la política del nombramiento de miembros de la corte norteamericana siempre ha sido abierta en nuestro gremio. En cambio nos da una especie de penita reconocerlo y mucho más discutirlo cuando es en México. No debe ser así. La Constitución lo entiende y por eso los nombramientos son escalonados y temporales. No por nada durante este sexenio de López Obrador, solamente podrá colocar de facto -tiene el control de ambas cámaras-, aparte del ya nombrado González Alcántara y de la sustituta de Luna, al del ministro Franco González Salas a finales de éste año. Los siguientes nombramientos tocarán en el próximo Gobierno.
Solo le tocarán tres. Pero el lopezobradorismo ya cuenta además con uno de los ministros no nombrado por él. Por ello, para tener un control mínimo momentáneo de la SCJN para fines de año, AMLO o cambia la Constitución y la anula, o convence a dos ministros más de acompañarlo. Y con uno posible más férreo, si logra dicha mayoría para nombrar al próximo presidente de la SCJN en 2022. Así López Obrador tendría una Corte en sus manos para sus últimos dos años de éste sexenio. Hay otro mecanismo mediante la intervención en la integración de las Salas, pero ese es otro cuento.
En el CJF la cosa es diferente, teniendo siete integrantes y siendo encargado entre otras cosas del desarrollo de la carrera judicial y nombramiento de magistrados y jueces, para finales de este año será uno nuevo. Ya tenemos a un nuevo presidente de la SCJN y del CJF, el ministro Zaldívar Lelo de Larrea. En febrero se va uno de los nombrados por la SCJN, dos en septiembre (nombrados por el Senado, o sea AMLO) y otros dos en noviembre: uno nombrado por el Presidente de la República y otro por la SCJN. Así, el lopezobradorismo contará de entrada para diciembre de este año con tres de siete votos en el Consejo. Solo le bastará a López Obrador jalar a uno para controlarlo.
¿Controlará AMLO al Poder Judicial? ¿Podemos hacer algo para impedirlo?
sergio@aguirre-consultores.com.mx / @seraguirre)